Bienvenida a Navegando Cultura, soy Marta Vidal y este es el episodio 35 de ese podcast donde hablamos de lo que nos da la gana. Todos los episodios de Navegando Cultura están disponibles en tu plataforma de podcast. También los puedes escuchar desde la web navegandocultura.com, al menos mientras no haya ciberataques que dejen temblando a Internet Archive, la biblioteca digital. Ese espacio de uso y acceso libre que mantiene la cultura digital al alcance de todas. Y donde se alojan los audios de Navegando Cultura. Antes de empezar a remar, lo de siempre. Navegando Cultura depende de ti para darse a conocer. Tus me gusta en las redes sociales y en tu plataforma de podcast nos ayudan a llegar a más gente. Comparte y habla de Navegando Cultura también en tus círculos no virtuales. Y si te apetece, únete a la comunidad virtual en Telegram, t.me barra Navegando Cultura. Todas sois bienvenidas. En este episodio continúa mi exploración sobre el edadismo, en particular contra mujeres mayores, mujeres de edad avanzada. Hablaremos de qué está haciendo o no haciendo el mundo literario, cómo se ven las mujeres, en particular mujeres de edad, en los libros y qué implicación, qué roles tienen las mujeres de edad en este mundillo. Para este temita tan bonito tengo conmigo a Lupe. Lupe J. Mateo, desde España. Este podcast lleva ya casi tres años desde que empezó, en enero va a hacer tres años y desde que empezamos el Edadismo era un tema que estaba pendiente y además tenía que estar Lupe, ya veremos por qué.
Ha pasado como un suspiro, ¿eh?
Bueno, y desde México tenemos con Pilatina. Están aplaudiendo las dos. Es que no os ven, me tenéis que decir estas cosas, no sé, ¿vale? Hacer gestos.
Es Gaby Damián Miravete, desde México. Muy bienvenida, Gaby.
Muchas, muchas gracias. Qué felicidad estar aquí compartiendo con ustedes.
Igual. Creo que contigo se puede hacer un episodio solo para hablar de a qué te dedicas, cómo llegas hasta ahí, en qué estás trabajando ahora. Te voy a pedir que te presentes y vas a escoger tú por qué estás aquí. Porque yo habré dicho, pues a lo mejor la Gaby se anima a esto.
Bueno, yo soy eso, Gabriela, Gaby, escribo narrativa, escribo ensayo, con suerte publico lo que escribo, además de dar clase y ser muy lectora desde niña, y esa es la razón por la que creo que estoy aquí, porque creo que las tres somos lectoras, y tenemos una experiencia de vida que nos gusta ver representadas en los libros, ¿no? Y como además yo soy escritora, pues tengo esa responsabilidad de ver si esas experiencias que tanto nos importa que se compartan y que estén visibles, realmente están puestas ahí en esa materia maravillosa, pero que no está libre de sesgos, que es el libro o la literatura. Entonces, bueno, pues, heme aquí, para que charlemos de eso.
Como representante de mujeres que están en este mundillo literario como escritora, como editora, y también porque participas activamente en, en mi tierra decimos xuntanzas, reuniones para discutir estos temas desde el feminismo, con una mirada, una perspectiva de género. Y esto es lo que nos interesa en este podcast, la cosa, el mujerío es lo nuestro. No rechazamos a los hombres, pero ponemos el foco en las mujeres. Entonces, es tu activismo literario y tu conocimiento del universo de la ficción y especialmente de género. Pero para hablar de ti, ya te mandaré otra invitación. Y ahora que lo digo en público...
Claro que sí. Ya, de una vez.
Es una trampa. Y me vuelvo a Lupe, entonces... ¿Lupe? ¿Quién es Lupe?
Pues Lupe es una señora que está por ahí buscándose en la vida. Entró al mundo literario un poco como de chiripa, aunque lectora ha sido toda la vida, la verdad. Pero como tengo muy mala memoria, pues nunca me acordaba del nombre de los autores ni de las autoras. Y luego conocí a Cariari, por casualidad, en un evento literario en Barcelona. Y de ahí entré en la editorial Amanecer y luego estuve también ayudando en otra revista literaria que se hizo, que no recuerdo cómo se llama la verdad. Y luego co-fundé Literentropía con Rafa y Aina, que fue en la que hicimos el número del edadismo. También hice mis pinitos, me publicaron un par de relatos por ahí, y bueno, pues como yo era mayor de 35, en ese momento todas mis personajes eran mayores de 35, porque no había mujeres mayores, y yo me sentía muy frustrada. La que llegaba a salvar el mundo siempre tenía 16 años y era como, no, por favor, yo también tengo derecho.
Tenéis ese punto común que es el activismo literario. Sea lo que sea lo que pasó con ese proyecto que era precioso. De hecho, yo a Lupe la conocí con ese proyecto, Literentropía, y me gustaba muchísimo. ¡Ay! No me la he copiado. Pero a lo mejor tú te la sabes. ¿Cómo se definía Literentropía? ¿Era lo que daba cabida a lo que no cabía en otro lado o una cosa así?
Era el caos. La idea era recoger y dar cabida a todo lo que no recogía en otros sitios. Mezcolanza de géneros, la que tú quisieras, poesía para adelante, lo que fuera, todo, ilustración, cómics, collage, lo que fuera, lo recogíamos, todo.
Y sacabais esas antologías súper chulas de temas eso, como el edadismo. Sí, muy chulas. Y en las que han participado compañeras que están también en el grupito de Navegando Cultura en Telegram.
Ana Saiz, de hecho, escribió varios.
Mar de Hierba, que no recuerdo ahora mismo.
En el momento de grabación de este episodio y en el momento de su publicación, Mar de Hierba ni ha formado ni forma parte, que sepamos, de la comunidad de escuchantes y colaboradoras de Navegando Cultura.
Hombre, de verdad, porque soy lo peor para los nombres, perdón, mil perdones. También escribió varios, o sea, sí, tuvimos a muchísimas mujeres, casi más que hombres.
Ya sabemos de dónde venimos, a dónde vamos y que vamos a hablar de mujerío, que es lo que nos gusta, pero esta vez personas mayores. Estamos grabando a pocos días ya del 1 de octubre y bueno pues nos queda por delante esta fecha, pero cuando el episodio se emita, se publique el 1 de octubre, que es el día internacional de las personas de edad, ya habrá pasado. Así que más a nuestras oyentes que a vosotras, digo que espero que todas hayáis dedicado este día o estos días antes y después a reflexionar sobre las personas mayores de vuestro entorno, sobre cómo las tratáis, aprovechar para pasar un rato juntas, contarles vuestras cosas, compartir momentos e interesaros por ellas. Y dejar que se interesen por vosotras también, porque a veces infantilizamos a las personas mayores, no les contamos cosas por no preocuparlas y es que a lo mejor tienen una solución muy válida, también piensan y razonan y van a entender esas situaciones de la vida que han vivido seguramente.
Sí, porque sobre todo lo que tienen es eso, más años y más experiencia a sus espaldas. Bueno, dicen que el diablo sabe más por viejo que por diablo.
Creo que estamos cometiendo el error de no tener ninguna señora aquí de más de 60 años, por lo menos.
¿Podríamos haber avisado a Lola Robles? Que es una señora maravillosa. Cada vez que la oigo hablar me deja encandilada, me encanta. Hace activismo con cada palabra que sale de su boca. Para esa señora todo es activismo. Algo tan simple como fuimos a que nos firmase un libro, íbamos Rafa y yo, y normalmente pedimos para Rafa y Lupe, porque fonéticamente nos suena mejor que para Lupe y Rafa, no es otra cosa. Y Lola Robles preguntó que por qué para Rafa y Lupe y no para Lupe y Rafa. Y yo dije, o sea, esta señora me representa, o sea, se queja hasta de esto. Es que es un poco como yo, que siempre me estoy quejando de las cosas que pueden parecer más absurdas, pero que ahí están.
Yo pensé también en Elia Barceló, pero yo no tengo... no sé si puedo llegar a ella, habría que verlo. Bueno, hay mujeres a las que podríamos haber llamado y queda pendiente. Mientras tanto, tampoco me parece terrible que personas más jóvenes tengamos en cuenta que las personas mayores existen y que podemos meterlas en nuestras historias. Comentado todo esto, quiero profundizar más sobre la visibilización de la mujer. ¿Por qué nos hace falta? ¿Cómo lo estamos trabajando y cómo lo podemos hacer desde literatura? Y a ver si de ahí podemos enfocarlo ya hacia las mujeres mayores, al caso particular. Teniendo en cuenta que las escuchantes de Navegando Cultura no están en el mundillo literario, por eso también me parece que hay unas aproximaciones más flojitas, sin entrar en ciertos detalles, que pueden ser útiles porque a lo mejor no han reflexionado sobre esto o no buscan autoras en las estanterías a propósito. ¿Qué diríais vosotras que está pasando hoy en día con las mujeres en ficción, un poco de manera general, más particular en la literatura de género? sobre todo con las mujeres mayores. Si ponemos ejemplos, vamos a intentar que sean mujeres mayores.
Pues yo creo que la literatura es uno de esos pocos espacios donde las mujeres mayores tienen autoridad y son respetadas y son escuchadas. Porque Por suerte, para mí, la escritura es uno de estos oficios en donde se va adquiriendo mayor capacidad para decir cosas, un mayor dominio de las herramientas, además de de que las experiencias de vida van abonando a ese oficio. Entonces creo que es uno de los pocos espacios en la cultura en general donde las mujeres mayores pueden estar visibles, pueden ser incluso una voz de autoridad, una voz que sea escuchada. Ahora, hay que pensar que el acceso a la literatura sigue siendo un privilegio y que muchas de estas vidas que vemos reflejadas a través de los libros que se logran publicar no necesariamente son experiencias que sean compartidas por todas las mujeres mayores. Es muy valioso contar con ellas desde luego, pero sí que hay un gran porcentaje de la población humana que está invisibilizada y que son las mujeres mayores y las mujeres mayores sobre todo empobrecidas o que hablan lenguas que no son susceptibles de ser traducidas o de ser distribuidas en estos circuitos literarios que se consideran importantes. Entonces, si de por sí el mundo de la literatura tiene sus sesgos y tiene sus, digamos, puntos ciegos, pues aquí, en ese mundo maravilloso de la literatura, ocurre también o se reproducen también estas dinámicas de la realidad. Ahora, creo que en el mundo de la literatura de género al que yo orgullosamente pertenezco…
¿Qué es la literatura de género para esta gente que no está en el mundillo?
Bueno, a mí me encanta decir esto para la gente que no está en el mundillo, que toda la literatura es de género, según la industria editorial, ¿no? O sea, el realismo es un género, la fantasía es un género, la ciencia ficción es un género, el horror es otro género, ¿no? Pero se le suele llamar literatura de género a todo aquello que no es realismo o que no refleja de forma inmediatamente reconocible al mundo real. Con esto quiero decir que la fantasía, la ciencia ficción, el horror, no es que no reflejen la realidad, sino que utilizan herramientas de la imaginación para hablar sobre la realidad. Entonces, no, no están lejos de la realidad. Están muy cerca de la realidad, solo que con una mirada imaginativa. que nos permite utilizar toda la potencia de los símbolos, de los significados que tiene la imaginación humana, para hacer la experiencia de lo real todavía más real. Esa es mi perspectiva sobre la literatura de género.
Y la reflejas en tu obra, por lo menos en la canción detrás de todas las cosas. Yo empecé y dije, no, esto tengo que ir con más calma. Porque vengo de un momento de parón literario, de parón de todo. Muy mal. Pero lo primero que a mí se me viene a la cabeza es que onírico. El sueño es pura imaginación, pero es también tu realidad interna en simbología.
Sí, ahí está. Pasamos ocho horas durmiendo, si tenemos suerte. Si no nos explotan laboralmente, pasamos alrededor de seis a ocho horas durmiendo cada noche. Esa experiencia, por supuesto, que tiene mucho que decirnos también. No es exactamente una elaboración de lo fantástico, pero forma parte de ese universo. Entonces creo que En el mundo literario de la literatura imaginativa, tenemos mucha suerte de tener, aquí atrás de mí la tengo, a Úrsula Le Guin, una gran mujer mayor, abuela de todas nosotras, que nos marcó el camino, por lo menos a mí me lo marcó muy fuertemente, y leer los ensayos de Le Guin acerca de la vejez, de hacerse mayor, de la importancia de hablar de estas cosas entre nosotras, de, como ella misma lo dijo, de parirnos a nosotras mismas en la edad madura, en la edad de la vejez, es fundamental. Y si no existe este testimonio, y si no lo elaboramos a través de la imaginación, no vamos a salir de esa falta de representación y de esas maneras limitadas en como nosotras mismas creemos que puede ser la edad madura o la vejez. Para mí, Le Guin y muchas otras mujeres mayores que existen en la literatura de género, pero sobre todo para mí Le Guin, Este discurso que ella nos compartió es una oportunidad de eso, de darnos a luz a nosotras mismas en la edad madura, en la vejez, de formas nuevas, no necesariamente como la sociedad nos ha impuesto, nos ha obligado y nos ha orillado a ser de determinada manera y cumplir determinados roles. Estamos en un momento histórico en el que le debemos eso a nuestras abuelas, a nuestras ancestras. Ellas trabajaron muy duro para que nosotras podamos tener estas posibilidades de elección. Y ahora nos toca a nosotras empezar a formar nuevas maneras de ser vieja. Y creo que eso puede ser muy emocionante.
¡Qué bien habla esta chica! Me he quedado un poquito en blanco. Esta mañana he leído un tuit que decía que Julio Verne y H. G. Wells inventaron la ciencia ficción, como si Mary Shelley no hubiera existido. Las mujeres no nos creamos así. No surgimos de esporas hace 20 años. Las mujeres llegamos desde las cavernas ahí, haciendo dibujitos, cosechando, escribiendo, pintando y de todo, como bien demostrado está, que lo que pasa es que se nos ha borrado. Entonces creo que es necesario visibilizarnos y reclamar el espacio. Sobre todo el espacio hay que reclamarlo, porque nadie va a llegar y nos va a decir, mira, este es tu huequito, te corresponde a ti. No. Este espacio es tuyo, tómalo, reivindícalo y si no te hacen caso, pues hablas más fuerte, chillas más, pataleas más o lo que haga falta. Pero el espacio hay que tomarlo. Muchas gracias a todas esas mujeres que han estado antes que nosotras. Yo el año pasado tuve la suerte de conocer a Charlene Harris, me parecía una señora encantadora. Bueno, si no os suena, es la escritora de True Blue y Midnight Texas. Esa señora creo que ronda los 80 años. Y tú la ves y es una abuelilla, o sea, no te la imaginas escribiendo sobre vampiros empotradores, vamos a ver. Ahí venía lo que decíamos antes de los prejuicios, lo que dábamos por sentado, tal. Yo estoy intentando siempre mantenerme como en autorrevisión. Y la señora ahí estaba, además, diciendo que nos animaba que cogiéramos un boli, que para delante, que ella en su momento vio libros en una estantería y dijo, yo quiero estar ahí. Y se animó y mirala, ¿dónde estás? Con su propia serie de Netflix, que ella nos contaba entusiasmadísima y súper emocionada, como cuando le dijeron, oye, una serie de Netflix, tal, y ella...
Bueno, mis personajes, mis bebés. Sí, sí, sí, o sea...
Maravilloso. Entonces yo creo que hay que darle las gracias a todas estas mujeres y desde luego seguir ahí, seguir a pico de pala porque además parece que una vez que cumples 40 años no existes. No existes socialmente, no existes para las ofertas de trabajo, no existes en literatura, no existes en ninguna parte, no existes. Y bueno, yo sigo aquí, yo tengo 42 y Me he resfriado. Eso es porque sigo viva. Tendremos que seguir reivindicándonos y el hecho de que yo sigo aquí, si te gusta bien y si no, también, pero aquí estamos.
Las señoras mayores como personajes de ficción, ¿quién las tiene que escribir? ¿Yo puedo escribir una protagonista de 80 años si tengo 20? ¿O no, porque me faltan una serie de vivencias? ¿Puedo ganar esas vivencias investigando y leyendo?
Personalmente, creo que si tienes bastante relación con gente mayor, Por lo que sea, tus abuelas viven y están cerca o vives en un barrio de estos que se hace mucho barrio y coincides con las señoras al salir a hacer la compra, la peluquería, lo que sea. Entonces sí que estás capacitada. Si, por el contrario, no te relacionas con gente mayor, puede que estés un poco fuera de su realidad. Como poder puedes hacerlo, o sea, ahí está Carmen Mola, ¿sabes?
Dios mío, me he sentido como un poncho.
O sea, como poder se puede, pero ¿es el debes?
Dependerá también de lo que estés escribiendo en ese sentido.
Yo soy muy atrevida y yo tengo un montón de personajes mayores en mis textos, porque me importa mucho dialogar con esa voz propia mía, que yo siento que todas la tenemos. Todas tenemos a nuestra abuela ahí.
Habéis puesto las dos puntos interesantes sobre por qué tenemos que hacer esto, pero que son completamente diferentes. Gabi está hablando más del trabajo interno. Desde tu escritura te metes a ti misma y trabajas la realidad de tu entorno. Desde llamar la atención sobre algo que está ahí a presentar el mundo alternativo. Y en cambio Lupe lo ve desde la parte más pragmática. Aquí hay un borrado. Nosotras existimos, bueno, estamos en todos los ámbitos, entonces podemos hablar de lo que nos da la gana, ¿no? Me gustaría saber si es una cuestión también de espacios, porque aquí Lupe y yo, como europeas, tenemos una serie de privilegios. Nos cuesta más pensar, por ejemplo, las señoras del mundo rural, que a lo mejor ellas no pueden reflejarse en esas historias y necesitan a la siguiente generación, que tiene estudios, que tiene acceso, para que hablen de ellas en esas historias.
Sí. Y yo tengo suerte en el sentido de que toda mi familia viene del mundo rural. No me resulta ajeno del todo. Bueno, he contado anécdotas a veces que son reales, ¿sabes? Pero, claro, a la gente que no ha salido de la ciudad le petaba la cabeza, le sonaba súper marciano. No sé, soy cosa que está ahí.
Creo que además, o sea, sí son dos caminos distintos pero se retroalimentan del uno al otro. Esa imaginación y ese trabajo interno, para mí, que sí considero a la literatura una forma de activismo, a lo mejor es a largo plazo, a lo mejor no es tan eficaz como salir a marchar o tan inmediato, como hacer, como tantas y tantas mujeres que gracias a que ponen el cuerpo, lo ponen en el momento preciso, en lo urgente, A lo mejor la literatura se queda corta en ese sentido, porque no puede actuar de una manera inmediata, pero es, digamos, un trabajo a largo plazo en otro orden, ¿no? Y creo que en ese sentido es una apuesta por el futuro, la literatura, una apuesta de que ese mensaje llegue. Yo, igual que Lupe, cuando hablaba de su experiencia acerca de su contacto con las mujeres rurales, por ejemplo, yo soy la... La primera de mi familia que tiene una licenciatura, mi abuela no sabía leer y escribir hasta que truncó su educación muy niña y después, cuando ya era una adulta mayor, volvió a retomar la lectoescritura, ella sabía lo básico, y entonces para mí el hecho de poder narrar a mi abuela con todo su lenguaje y a mi tía Berta, que no sabían nada de estas cosas que me interesan a mí, Es fundamental, ¿no?
Son ellas las que aparecen en la canción.
¿Son ellas? Sí, totalmente. No, y en todo, ahí están.
Yo es que empecé ahí y fue... esto es un viaje interno. Yo ahora mismo no puedo, pero quería seguir, entonces seguí otro poquito y otro poquito, pero luego dije, Marta, ¿por qué? Porque luego estoy yo dándole a la cabeza esto y no es mi momento, no puedo. Poder, puedo. Luego exploto. No debo. Y me lo tengo que tomar con más calma. Y dije, no, voy a apartarme de Gaby de momento.
Debo advertirte, Marta, que la canción es un duelo muy grande también. Y ahí está mi abuela en ese duelo. La elaboración de ese duelo. Pues ahí está. Creo que esas relaciones tan fundamentales que tenemos en nuestra vida, quienes tenemos la suerte de tenerlas, como decía Lupe, La relación con nuestras abuelas, que no siempre es perfecta, que no siempre es buena, que no siempre es idealizada, pero quienes hemos tenido la suerte de tener a una o a varias mujeres mayores formándonos y dándonos con su trabajo, con su cuidado, con su experiencia de vida. unas posibilidades de disfrute de la vida y de ganas de luchar por el derecho a ese disfrute y por la justicia de que ese disfrute sea visibilizado y sea válido y no sea violentado. Yo creo que es fundamental que hablemos de esa experiencia, ya sea desde la hijitud, desde la nietitud. o desde la abuelitud, ¿no? Como sea, que en la etapa de nuestra vida en la que estemos, yo siempre me he sentido una niña vieja porque siempre me gustaba estar con mi abuela, con mis tías, ¿no? Y ahora que estoy cambiando, que me voy acercando a la cincuentena, estoy contenta porque tengo la posibilidad de eso, de reimaginarla. Y es fundamental que lo veamos. O sea, esto que dice Lupe, es hay que tomar los espacios y hay que tomarlo con estas historias, con estas voces y eso, con las de un mundo que además está muy en riesgo y está desapareciendo. Algunas cosas, qué bueno que están desapareciendo. La explotación de las mujeres que trabajan en el campo es terrible, pero por otro lado, la vida del campo es fundamental para este planeta. y se está menosvalorizando, se está extinguiendo de una manera también violenta y opresiva. Entonces, yo creo que ahora más que nunca es importante ponerlas ahí al frente, con amor y con imaginación.
Me sonrío porque tienes una pasión que es una maravilla. Yo es que me emociono fácil. Entonces, yo veo estas cosas y es como que lo está viviendo, lo está viviendo, y lo vivo un poquito yo también. Bueno, hay una historia que no se ha contado y esa historia está, estuvo y estará.
A veces, en trayectos sobre todo, antes de entrar a trabajar, pierdo mucho tiempo en redes sociales y me hace mucha gracia porque es una historia que muchas niñas de hoy en día la están idealizando. En plan de, no, yo quiero vivir como mi abuela, no es que las parejas de antes, no es que las mujeres antes... ¿Las mujeres antes? Tú habla con cualquier abuela rural y luego vienes y me cuentas. O sea, mi abuela materna, yo adoraba esa mujer, Creo que nadie nunca me dará un soporte como el que me daba esa mujer sin juzgarme. Ojalá siga aquí. Me voy a poner a llorar porque me emociono pronto.
Llora, llora. Lloremos las tres por nuestras abuelas.
Sí, sí. Mi abuela aprendió muy tarde a leer y entonces ella cualquier cosa que le llevabas la leía. Además, no tenía estudios pero era la que pinchaba en el pueblo. que había hecho un gesto de que la suya parece que también. Para tanto que dicen, no, es que las parejas duraban más, es que las mujeres antes, es que... Yo recuerdo que con 15 años, incluso menos, estábamos, otra prima que tengo más o menos de mi edad y yo allí, nos habíamos quedado con ella, y esta señora, ya con todos sus años y todas sus canas, nos dijo, nenas, no os caséis nunca, porque ahora, ahora existen los putos. Así. Todavía no había Tinder ni todas estas cosas. Para diez minuticos que te apetece darle al cuerpo, no tienes que estar cargando con un señor toda tu vida. Nenas, no os caséis. Vosotras, tener vuestro trabajo, ganar vuestro dinero y sacaros el carnet de conducir y no os caséis. Cuando a mí mi abuela, además, delante de mi abuelo, porque no se cortaba nada, nos lo soltó así, y yo ahora veo a las niñas diciendo, no, es que yo quiero una vida como la de mi abuela. Reina, ¿tu abuela era de clase privilegiada y vivía en Madrid capital o algo así? ¿Era de una familia pudiente? Porque es que si no, pregúntale a cualquier abuela. Mira, ¿Gabi está sintiendo tan bien? Aunque, bueno, que no es tan inmediato como ir a las marchas y poner el cuerpo y tal y cual. todo el trabajo literario, todo el trabajo de dejarlo documentado, de contar esas historias, de hacer esas reflexiones y tal, es necesario, tiene que quedar ahí. Muchas niñas abrieron los ojos cuando por fin se pasó a serie la novela de Margaret Atwood, el cuento de la criada, y son cosas que dices, vamos a ver, es que, reina, esto está ahí. Esas señoras merecen su voz y merecen que se la demos.
que la tomen, si pueden, pero si no pueden, pues claro.
Digo que se la demos, porque bueno, en el caso de mi abuela, pues ya falleció, Gaby ha contado que la suya también, la tuya igual, entonces ya no pueden tomarla, pero que la tenían, ¿sabes? Y que seguramente eran mujeres fuertes y mujeres muy echadas para adelante, y aunque no hubieran sido mujeres fuertes, que se lo merecen y ya está.
Ya está, ya podemos irnos, hemos acabado.
Pero si sientes que yo me emociono mucho y soy súper reivindicativa con algunas cosas y... Es que estamos aquí para emocionar nos.
Eso va todo bien. Gracias. Pues claro que soy emocional, yo estoy viva, tú no.
Sí, yo enseguida me emociono, me exalto, se me salen las lágrimas y todo lo que haga falta.
Estás viva, pues, que se note .
Sí. Yo pienso lo mismo. Muchas gracias.
¿Cómo diríais que es el arquetipo, estos estereotipos? ¿Cómo es la señora mayor en una literatura más tradicional, más clásica? Tenemos visita.
Sí, aquí está Fellini dejando claro que hay que dar amor en esta vida. Dar y recibir amor.
Ahora voy a llorar porque he hecho de menos al mío.
Mira, no hablo porque lloraré.
Esa es otra sesión. Ahora por lo menos dejadme el episodio terminado. Luego si eso, lloramos. Todo lo que nos falta. Que es saludable. Preguntaba sobre ese arquetipo de cómo es la mujer mayor en ficción tradicionalmente. Ese arquetipo que tenemos que empezar a cambiar.
Siguiendo ese ensayo que comentaba yo hace rato de Le Guin, que se llama La abuela espacial, pero es que la traducción no es adecuada porque en inglés el título de ese ensayo, Space Crone, Crone, que es algo así como mujer mayor sabia. se parecería a bruja o a maga o a sacerdotisa en nuestro contexto. Si leemos el tarot, tal vez la sacerdotisa sería esa figura. Pero creo que la protagonista de la mujer mayor en la cultura es pues la bruja y mala, que es vieja y entonces siente envidia de la juventud o es chismosa. Yo creo que va, sobre todo en el ámbito de lo que yo leo mucho y me gusta, que es lo fantástico, lo mítico incluso, como que ese arquetipo pesa un montón. En la literatura como más digamos, incluso autobiográfica, la no ficción, ahí podemos encontrar otra clase de representaciones de mujeres que a lo mejor, como dice Lupe, tienen una vida más urbana, con mayor educación, pero yo, por ejemplo, esta experiencia de las mujeres rurales, que llevo mucho en mi corazón y que atesoro, Creo que, por un lado, o está idealizada o está transformada en estos arquetipos todavía viejunos y negativos. Desde luego, las cosas están cambiando, ¿no? Habría que ver, por ejemplo, una obra como Carcoma, de Laila Martínez, que tiene todos esos matices que incluye ese componente de imaginación, pero que todos los matices que tiene Y todas las, digamos, intersecciones en las que se involucran, que son de clase, de experiencia, en torno a las desigualdades, a las violencias que nos atraviesan, hace que todo esto tenga un sentido muy distinto. Todos esos arquetipos brujescos adquieran otra dimensión.
Me gusta esa palabra, brujesco.
Brujescos, sí. Brujescos a la... Es decir, en el sentido negativo, ¿no? Como las brujas escritas por los hombres, pa' pronto. Porque las brujas escritas por las mujeres creo que son otro cantar, es como lo que estamos haciendo aquí. Son brujiles. Es la junt... ¿Cómo es en gallego, Marta, la juntesa?
La xuntanza, exactamente.
Pues yo en lo que he leído últimamente normalmente coincide mucho. Por desgracia, todavía me parece que no salimos de ahí de... de la bruja o la sabia, la mentora, la partera, la curandera. Si es la curandera o la partera pues es un poco como hace que hace de mentora, de pues de alguien más joven tal, pero normalmente el rol de la mujer mayor siempre es ese y como que no se le permite salir de ahí, no puede ser yo que sé, bandolera ¿sabes? Yo tuve una tienda, ¿vale? Una tienda de estas de barrio, y conocí una señora que en la guerra civil de aquí había sido dinamitera con los republicanos.
¡Claro! O sea, en la guerra civil, imagínate la edad de esa señora. Y tú la veías ahí con su rabi de cuadros saliendo a hacer la compra y la señora te volaba una finca así.
Nuestra guerra civil fue del 36 al 39.
Y hubo mucha guerrilla en los campos, en los montes. Esta señora había sido dinamitera con los republicanos, que fueron los que perdieron. Luego nos quedamos con la dictadura franquista. pues esta señora había sido dinamitera y esta señora tiene una energía increíble pues si ella podía ser dinamitera porque no puede haber una protagonista, yo que sé, bandolera o lo que sea
La abuela Harkin no tenía esa instagramada y todo pero claro ya estás hablando de escritoras nuevas no de la literatura que nos comimos de niñas.
No, la literatura que nos comimos de niña era La señora Mayor siempre era la cuidadora, la curandera, la partera, la bruja y además, como decía Gabriela, la bruja mala. porque las brujas escritas por mujeres ya son otro rollo, pero la bruja mala y fea, porque no podía ser solo mala, debía ser mala y fea para que te quedase claro.
Sí, claro, vieja es igual a fea.
La envidia esa, siempre tiene que ser envidiosa. No puede ser que ponga una señora mayor que es mala porque es muy egoísta, porque va haciendo putaditas y riéndose de la gente. No es que sea mala, es la forma en la que es mala. Siempre igual, siempre igual.
A las mujeres, ni mayores ni jóvenes, es como si no se les permitiese ser malas porque sí. O sea, igual que un hombre puede ser malo porque sí, no hace falta que le des ahí un trasfondo, qué tal, qué cual. No, a una mujer le tienes que dar trasfondo porque es que si no... ¿Cómo se explica que sea así? No, hombre, es que nuestra biología dice que somos amorosas y no sé qué y blip, blip. ¿Qué me estás contando? O sea, yo soy la mayor hater de la vida y no necesito un trasfondo para eso. O podéis reír sin ningún problema. Y encima el trasfondo que les dan siempre es que las han violado y entonces odian a los hombres y entonces son malas. De verdad, no podéis ser más originales.
¿Qué quieres que te digas? No son todos, pero son todos porque esta es la única manera de que una mujer...
Pero hay más realidades, o sea...
Pero si les escriben ellos, pues no. Esta es la que hay, no hay más.
Pues que aprendan a revisionarse ellos también, igual que hacemos nosotras. No se van a morir.
Eso hace mucha falta. También creo que hay mucha, todavía, mucha autocensura entre nosotras, las mujeres que escribimos, por no hacerle quizá el caldo gordo a los señores que tienen el descaro de decir, ya ven cómo sí mienten, eso de yo sí te creo, eso es una mentira. Claro, hay que enmarcar todo esto con muchísimo cuidado, con una discusión feminista siempre, ¿no? Pero no podemos también decir, bueno, pero si hacemos un personaje negativo encarnado en una mujer, vamos a ser antifeministas. O sea, creo que no es tan así. Creo que una de las Gracias y regalos de poder escribir con una perspectiva feminista es darle libertad a las mujeres de ser como tengan que ser, ¿no? de que no tenga el monopolio de la maldad, de la mezquindad, del de todo lo malo, el polo que ya sabemos que ha abusado de su poder históricamente, no? O sea, por supuesto que existen mujeres malas, claro, por supuesto que existen mujeres que se equivocan, por supuesto que existen mujeres que son egoístas y que no efectivamente, como dice Lupe, Es esencialista pensar que el amor y la bondad y todas estas cosas están ahí determinando... La biología está determinada en nuestro modo de ser.
Exacto. ¡Lo que has dicho! Te vamos a condenar por esto. ¿Quiénes son personas? ¿Las señoras?
¡Que me quemen en la hoguera por bruja mala!
Como si fuera la primera.
Estaba leyendo que, bueno, un puesto para el cual aplica un... Espera, que reinicio. Si una mujer y un hombre quieren aplicar a un puesto, el hombre, con cumplir el 40% de lo que piden, tiene suficiente. Y la mujer, ella misma, a sí misma, se exige tener al menos el 90%.
Claro. Vamos a ver, Reina, no. Tienes derecho a ser mediocre, igual que hay señores mediocres. Y yo desde aquí reivindico mi derecho a ser mediocre.
Gracias. El tuyo es el mío.
Sí, sí, o sea, mi derecho es el vuestro y el de cualquiera. Es que, además, enlazándolo un poco, con esto viene luego el miedo a la página en blanco, porque... Ay, ¿y si no lo hago bien? Reina, es que nadie empieza sabiendo, nadie nació sabiendo. Todos empezamos por algún sitio y empezamos haciéndolo mal, porque es que es lo normal. Entonces, permítete ser mediocre, y si eres mala, pues permítete ser mala, ser mal hablada, ser soed, lo que tengas que ser. Es que tienes tanto derecho como un hombre, pero parece que tenemos que ser siempre perfectas para que... Es que el feminismo no es una mente colmena. Es que somos individuos y cada uno tiene su pensamiento, su experiencia y sus historias. Y tienes derecho a evolucionar como persona y a ir cambiando tu forma de pensar. Esta es otra.
Las escritoras de hoy estamos ya introduciendo nuestras realidades, las realidades que conocemos de nuestras otras mujeres. ¿Qué autoras, si puede ser cada una de su país, si pueden ser ya mayores, pues guay? sino mujeres jóvenes que están escribiendo y que sus personajes, como Gaby, están introduciendo sus propias mujeres de su familia. ¿Qué escritoras podéis recomendar? ¿Qué refleja eso? Otra mujer que no es la señora bruja, ni la damisela en peligro, ni nada de esto.
Pues yo tengo... A ver, creo que está aquí... Bueno, es que estoy como si estuviéramos en una reunión de Zoom y les quiero enseñar la portada, pero... Verónica Buría, que es una talentosísima escritora mexicana que justamente acaba de recibir la medalla Bellas Artes, tiene una obra literaria maravillosa, ella hace sobre todo fantasía, pero también tiene un libro de cuentos espectacular, El ángel de Nicolás, historias breves sobre hechos históricos o mitos. Por ejemplo, tiene un cuento sobre la mujer de Lot, de este episodio espectacular de la Biblia donde Sodoma y Gomorra son aniquiladas por mano de Dios. Y ella cuenta la perspectiva de la Mujer de Lot , la famosa figura que se volvió hacia la destrucción de su ciudad amada, Sodoma. ¿Por qué se volvió? Y ella tiene un cuento como respuesta a esa pregunta. ¿Por qué volteó si sabía que se iba a convertir en estatua de sal? Y habla mucho el deseo, el deseo sexual y la vida gozosa, sexual de una mujer ya con dos hijas grandes, etc. Ese cuento a mí me parece fabuloso y en general Verónica tiene esta perspectiva maravillosa, con un lenguaje increíblemente cuidado. Tiene un libro que en España ganó un premio, que ahora se me escapa el nombre, que se llama Loba, y es sobre una mujer joven, ahí sí, pero hay muchos juegos con otra clase de destinos y con otras figuras, mujeres, también mayor. En particular, hay una obra que no es de corte fantástico, pero que es muy, muy hermosa y recomendable, que es El cuarto jinete. en el que aborda la peste negra. Es extraño porque desde México pareciera que... ¿Por qué anda ella hablando de la peste negra en Francia? Pero la verdad es que se nota mucho que es mexicana a la hora de abordar este tema, que finalmente es un tema universal, el de la enfermedad, la muerte, el duelo. Y justamente salió en la pandemia. Además, estuvo un montón esta novela y ahí hay uno de los personajes es una monja y otro es una cicatricera, es decir, una de estas mujeres curanderas que lo saben todo, como si fueran un médico, que se dedican también a salvar vidas o a cuidar a otros, pero en este contexto en concreto de una pandemia. Me parece muy interesante esta revisión histórica que se hace de estas figuras y cómo hoy nos pueden estar hablando de cómo siempre ha habido otras vidas para las mujeres, a pesar de que siempre hemos sufrido estos contextos opresivos y que han invisibilizado esas experiencias, pero me parece muy interesante ver que siempre hemos encontrado otras formas de vivir. Y siempre hemos tenido esa agencia. Y si la libertad no se nos concedió, nosotras la buscamos de otras maneras y pudimos construir y pudimos participar activamente de la vida, de la historia.
Me gusta mucho la mención a la sexualidad, porque las mujeres solo puedes tener sexo para tener hijos, la masturbación femenina... ¿Masturbarse las mujeres? ¿Qué dices?
Creo que esto es un tema donde entra mucho también la religión católica. Sí. Y creo que, además, es un lastre muy grande.
Es que hasta la pereza, o sea... ¡Todo! Es como una crítica a la necesidad de descansar. Sí, no puedes parar. No, en ese sentido, el catolicismo y el capitalismo se dan mucho la mano. Son muy amiguis.
Ya estás entrando también en otro tema. Nos falta tu recomendación, Lupe. ¿Te corto ahí?
Porque si no... Yo de verdad que recomiendo a Lola Robles. Es una señora que habla súper bien, escribe súper bien. Tiene un dominio del lenguaje, de los matices, muy bueno. A mí me gusta mucho. Tengo ahí el informe Monteverde, pero es que todavía no lo he leído. Y a Varie también es de ellas. Y es también muy bueno. La investigadora es una señora muy fuerte. Sale el tema de la regla. Las mujeres menstruan. Y luego Concepción Regueiro tiene un lenguaje así como más enredado, como con más floritura, más... Más lírico. Sí. Muy descriptivo, sobre todo. Ahonda mucho como en los conflictos internos de sus personajes en sí. Y me gusta también mucho en ese sentido.
Yo quería compartirles uno que recordé, no es mexicano el autor, porque es autor, pero me parece que lo hizo muy bien hablando de estereotipos y como de esta necesidad, perdón porque muy probablemente lo diga mal, Artopasilina se llama, es finlandés, y tiene un libro que se llama La dulce envenenadora, que es una señora mayor que de repente está sola con su gato y hay por ahí unos vándalos que la empiezan a molestar. Ella está un poco, no indefensa, pero sí ignorada, de alguna manera, y entonces empieza a tomar cartas en el asunto para deshacerse de estos hombres violentos. Qué bien suena eso. Es una gozada. Se las recomiendo muchísimo.
Y lo escribió un señor con mucho humor y con mucho tino, creo yo. Porque bueno, además, uno de los violentadores es el nieto. Y pues ella como que dice, a ver, a ver, no, no, no, esto no se va a quedar aquí. Entonces también creo que desestructura...
El nieto. A mí me suena que no tienen la cultura de la zapatilla allí o algo.
Como quieras llamarla. Aquí es la zapatilla voladora.
Sí, acá es la chancla voladora, claro. Sí, creo que hay que decirlo. Muchas de las personas que violentan a las personas adultas mayores son tus propios familiares.
La víctima suele conocer... Es una estadística aterradora, ¿eh?
Pero no vamos a entrar hoy ahí. Gaby, Lupe, es la hora. Gracias por este rato y espero que nos veamos en algún otro episodio.
Pues un placer estar contigo. Muchas gracias por la invitación y bueno, pues a su disposición, señora.
Muchas, muchas gracias por la invitación. Ha sido un placer hablar de esto con ustedes y que sea la primera de más y más.
Hoy has conocido a Lupe J. Mateo desde España y Gaby Damián Miravete desde México. Muchas gracias por escucharnos. Espero que hayas disfrutado este episodio literario con señoras no tan mayores y sobre señoras mayores en ficción literaria. Ya sabes que necesitamos tus me gusta y que apreciemos mucho tus comentarios en las redes y en tu plataforma de podcast, que compartas y hables de Navegando Cultura para llegar a más gente. También te invito a pasarte por el grupo de Telegram donde puedes interactuar con la tripulación, t.me barra Navegando Cultura.