NC33: Para ti, abuela; y para todas las abuelas

¡Hola a todas! Vuelve Navegando Cultura, un femipodcast donde hablamos de lo que nos da la gana. Soy Marta Vidal, y esto es el episodio 33, después de una gran pausa. Este podcast no se ha acabado aún. Lo que se acabó por todos estos meses fue mi energía. Sería muy bonito decir que volvemos con más fuerza que nunca, pero no es cierto. Volvemos o vuelvo como buenamente podemos. Voy a intentar reconstruir o retomar el camino, o los varios caminos que ya hemos iniciado, y repetir voces para continuar eso que dejamos a medias. pero también tengo intención de traer voces nuevas, repasar temas que habíamos iniciado y también estrenar y coquetear con otros que vayan surgiendo.

Como sabéis, llevo una racha bien larga, porque ya le llega, de inacción hasta este rinconcito nuestro se me quedó atascado, con lo que a mí me gusta descubrir y aprender con vosotras, con señoras que hacen cosas, que dicen cosas, que hablan de lo que les da la gana. Quería agradeceros que durante todos estos meses, aunque yo no hice mi parte, y esto se quedó en el aire, vosotras sí que habéis estado ahí, en nuestro grupito de Telegram, y bueno, pues eso, que os lo agradezco, ya lo sabéis, ¡qué bonitas que sois, qué somos! ¡Qué bonitas somos! Las que no estáis en el grupito seguramente no sabéis que entre todas las cosas que han estado pasando y no pasando, recientemente se nos fue, se nos murió una fan de primera fila, un lujo de fan, incondicional donde las haya y muy especial, No voy a decir que era nuestra fan número uno, aunque también lo sea. La compañera, nuestra fan, que falleció recientemente, es mi abuela materna. No es una situación dramático-caótica, es algo que sabíamos que se venía. Es la naturaleza, es la vida, y ella nos escuchaba. Más de 90 años de existencia, va dejando de hacer esto, de hacer lo otro y una de las cosas que aún hacía hasta el último momento era escucharnos, escuchar este podcast y le gustaba. En parte es por esto que consigo sacar fuerzas y ponerme ahora mismo delante de este micrófono y hablaros y compartir esto con vosotras. Así que bueno, de un lado nos vamos y de otro volvemos.

Retomo, confieso, peleándome y oponiéndome a unas ganas muy muy grandes de procrastinar. No las tengo todas conmigo todavía, estoy en un proceso que va a llevar tiempo, pero bueno. Mi abuela, pensar en ella, me ha dado ganas de compartir esto y de hacerlo por este medio, por el podcast, que es una cosa que me gusta mucho y que quiero seguir aprendiendo y quiero seguir haciendo. Así que me lanzo, sin saber muy bien lo que estoy haciendo, me ayuda y me motiva el pensar que mi abu escuchaba.

Otra cosa que hacía con mi abuela era compartir lectura. Ella ya no tenía discurso para comentar por sí misma lo que leía, pero disfrutaba las lecturas y con algo de ayuda sí comentaba un poquito. No podía decirte cosas que le gustaban, que no. Yo esto de leer con mi abuela es una cosa que no nos viene de siempre. Lo descubrí hace poquito. No sabía que podíamos compartir esto en la distancia, además. Porque yo vivo en un país, ella vive en otro y tenemos un vuelo no muy largo de distancia, pero bueno, que no es agarrar el coche y conducir dos horas. Hago este experimento, que es enviar un libro a mi abuela, en ese momento también para mi abuelo, que ya no llegó él a verlo, pero le hacíamos un poco homenaje y bueno, estaba en aquel libro. Envío el libro y mi abuela va y lo lee. Yo no sabía que lo iba a leer. Yo envié el libro, pero básicamente porque no tengo sitio donde meterlos en mi casa. Entonces yo compro el libro y lo envío a casa de mi abuela. Y si alguien lo lee, ella o quien sea, pues muy bien. Y si nadie lo lee, bueno, pues ya veremos qué hacemos con el libro. Pero mi abuela lo lee, lo lee, y ahí se genera un nuevo vínculo abuela-nieta, que es una cosa muy bonita también, ¿no? Bueno, ahora explico exactamente lo que estaba haciendo y por qué lo hacía, porque creo que a lo mejor puedo dar ideas a alguna que se encuentre en una situación similar y que no se le ha ocurrido hacer algo así.

Yo leo digital, pero creo que hay que apoyar a editoriales independientes. Bueno, a lo mejor hay que entrar en estos términos y explicar un poco el mundillo editorial y las dificultades por las que pasamos, especialmente las escritoras en femenino de ciertos colectivos, para publicar. Cuando se lo envié a mi abuela, yo no sabía si ese libro iba a tener uso o no, si alguien iba a leerlo. Era un detalle con ellos y una forma de acercamiento en la distancia. Decidí que la copia en papel se la enviaría a casa de mi abuela y de mi abuelo y si nadie leía ese libro, pues bueno, mi biblioteca en la distancia y cuando yo pueda ya veré qué hago con esto o se donan a la biblioteca. Es un sitio seguro.

La primera novelita que le envié fue Ley de Enfermedad Cero, de MJ Moreno. MJ es una autora española que hizo un trabajo increíble en esta novela. que es una distopía y se mete en un tema delicado, las enfermedades mentales. Está bien escrita, es interesante, bueno, está bien. Pero a lo que me refiero ahora, con que hizo un trabajo increíble, es porque buscó profesionales para procesos que son algo invisibles, como la corrección, la ilustración de portada, la maquetación del librito... Vamos, que hizo sus miles de revisiones como cualquier escritora va a hacer y hace, pero es que ella además se enfrentó a decisiones y negociaciones que normalmente haría una editorial. Esto es algo que hacen las escritoras autopublicadas. No voy a entrar aquí en autopublicación, autoedición...

MJ editó y publicó por su cuenta, insisto, con servicios profesionales. No es sentarse ahí y decir, ah, voy a probar a ver si hago una ilustración guay para la portada. No, es buscar, comparar y contratar a una ilustradora para prepararte esa ilustración. Se llevó en este proceso varios sustos, hubo imprevistos, por supuestísimo, y fue resolviendo de la mejor manera posible, o dentro de sus posibilidades, y de dónde sacó MJ los dineros para tanto servicio profesional, porque aquí todo el mundo tiene que comer, y hacer un libro conlleva muchas cosas. Pues ella lo sacó de lo que se llama un crowdfunding. Se montó un espacio para recolección de fondos. Hay plataformas para hacer esto. Ella usó la que se llama Verkami con V y con K. Verkami se define como un crowdfunding creativo, es decir, esta recaudación de fondos es para cubrir los costes del trabajo creativo de alguien, en este caso de MJ. Pues yo fui una de sus mecenas porque me gustaba su proyecto, la conocía de grupos de escritura y confiaba en que ella podía hacer un trabajo guay y decidí apoyarla.

Como todas sabemos, hoy en día hay dispositivos para lectura digital con tecnología para no cargar la vista, la luz incorporada, bueno, una suerte de accesorios que facilitan la lectura. Y la impresión en papel tiene un coste ambiental, pero además los libros ocupan espacio y pesan mucho. Para las que estamos moviéndonos, pues no es buena idea acumular libros. Sin embargo, a pesar de que tenemos costa ambiental y a pesar de que las casas se hacen cada vez más cubículos, más pequeñas y no hay sitio, seguimos produciendo y seguimos consumiendo el libro en papel. A las escritoras nos hace más ilusión ver a nuestro bebé impreso en físico, poder tocarlo y olerlo, que verlo digitalizado. Y, por supuesto, sigue habiendo personas que no leen en digital. como mi abuela. El libro en papel requiere más inversión no sólo ambiental sino también económica que el libro digital. Todo esto imprimirlo, ponerle las guardas, unas cubiertas bonitas... También son decisiones, diseños, pruebas... ¡Trabajo! Y el trabajo es tiempo y es dinero.

Si quieres apoyar a una autora que opta por la autopublicación, compra su libro en papel. Pero claro, ¿qué hacemos las que no podemos permitirnos llenar la casa de libros? Pues muy fácil, lo regalamos. MJ nos daba varias opciones de mecenazgo en su Verkami. Esto es bastante común y según la inversión que haces para que tu artista siga creando, te ofrece más o menos cosas o cosas diferentes. MJ pasaba de la copia digital de su ley de enfermedad cero a enviarte la copia digital y la copia en papel. entre otras cosas, también tenía accesorios, tenía un marca páginas, una libretita, no sé si había también un boli, había unos muñequitos, ella es artesana, hacía sus cositas también, pero yo no quería la copia en papel. y a la vez quería ayudarla, me hacía ilusión ser parte del proyecto aunque fuese indirectamente, así que no aporté lo mínimo para llevarme la copia digital, aporté una cantidad por la que me correspondía una copia en papel y otras cosas. todo lo físico se lo mandé a la abuela y gracias a las molestias que se tomó MJ, que es muy bonita, pude enviar el ejemplar firmado y dedicado con sus nombres al ver que ella sí que leía el libro y que lo disfrutaba aunque luego no era capaz de comentarlo sin ayuda.

Decidí repetir la operación y ésta fue "Sólo nos llevamos los recuerdos" un título de Sara García Rizzotto. Me preocupó un poco el componente fantástico CiFi que podría hacerse difícil de entender para mi abuela. No llegué a discutirlo con ella, así que no sé qué tal lo digirió o si llegó a terminarlo. No lo sé. Este libro se publica con respaldo editorial, no es como el caso de MJ. pero con una editorial que no está al servicio del mercado. Bueno, al servicio del mercado está como cualquier negocio, por supuesto, porque de alguna manera se tiene que sostener el negocio y las personas que lo llevan. Lo que quiero decir es que tiene valores, busca un aporte cultural y tiene una labor social. Por ejemplo, apuesta por voces nuevas, apuesta por las mujeres, tiene propuestas reivindicativas de visibilización de colectivos oprimidos. Es una editorial que se toma en serio esa función social de la editorial tradicional, de divulgar las preocupaciones sociales del momento, compartir los valores de la gente, las actitudes, las tendencias... Es una función que parece que se ha perdido en el océano de los dineros. Las grandes editoriales apenas responden a impulsos de visibilización de las realidades sociales, o lo hacen después de que las editoriales independientes hayan destapado un nicho inexplorado. Responden a valores del mercado, a oferta y demanda, a conveniencia de gente con influencia y recursos, no al servicio de la sociedad. Frente a esta mercantilización, hay editoriales más pequeñas que siguen respondiendo a unos principios y criban los contenidos publicables o no publicables en función de otros valores, no solo el dinero. Por ejemplo, la visibilización de personas con discapacidad. Por supuesto, son negocios y tienen que sacar dinero. La cuestión es cuánto peso tiene el dinero en sus decisiones y qué valores están dispuestas a sacrificar.

"Literup" apúntate el nombre Literup, Sólo nos llevamos los recuerdos, de Sara García Rizzotto. No sé pronunciarlo bien, Literup es una de estas editoriales y entre la gama de productos que ofrece está este librito bonito de Sara, Sólo nos llevamos los recuerdos.

A Sara no la habéis escuchado desde que somos podcast per se. Por si alguna no lo sabía, este proyecto nace como una pequeñísima sección dentro de otro proyecto en formato streaming directo. Hubo tres episodios de esta manera y Sara colaboró con uno de ellos. También ha hecho un par de hilitos en Twitter, es experta hilandera ella, sobre los episodios 22 y 23 con UNAMG. Son unos hilos muy interesantes que tienen información y enlaces que te pueden interesar.

Pero este no es un episodio sobre Sara, sino mi pequeño homenaje abuelil. Mi abuela y mi abuelo son de un pueblito gallego costero. Aunque sea increíble, hay pueblos en Galicia que no tienen costa. Esto puede herir sensibilidades, pero es así. No todo son aguas bravas y gente del mar en Galicia. Así que sí, tengo que decir y especificar que es un pueblito costero.

Volviendo a mi abuela y a mi abuelo, un día les pregunté cómo se habían conocido. La figura de las abuelas que cuentan historias gratis súper fácil que ya están ellas predispuestas a contarlas, pues no es la que tenemos en mi casa. No me respondieron enseguida, como que la cosa nunca es sobre ellas y que nunca les toca ser protagonistas. ¿Qué causaste? Y así. Pero al fin entendieron que sí, que yo quería saber su historia, y me contaron un poco. Pero entre risillas y jerga de pareja que no necesitan hablar para entenderse, pues se quedó la historia así cogida con pinzas. Ella, mi abuela, le restó toda la importancia. Pasó por allí y me habló, pero él sí que pareció retroceder en el tiempo. Por lo que cuentan o por lo que me contaron en ese momento, aquello fue amor a primera vista. Yo creo que mi abuelo venía del mar con otro compañero y se cruzaron con un grupito de mozas. Y sí, mi abuelo vio a mi abuela y le gustó y tenía que conocerla. Entonces se presentó, mandó a alguien para que se la presentara y bueno, hablaron. Tal vez la invito a pasear. Lo que presencié allí, la forma en la que se miraban, se reían al medio contar sus recuerdos así, asaltos, sin sentido. Claro, si no conoces la historia, si la conoces, seguro que todo encajaba. Es un recuerdo muy bonito que tengo de las dos, de mi abuela y de mi abuelo. Y así, a cuentagotas y en un mar de silencios y escenas a medio contar, descubrí algunas de esas historias, que son difíciles de compartir porque falta todo el contexto. Y a estas alturas, ya no sé lo que puedo haber reconstruido yo, en el sentido de inventarlo sin querer, para darle sentido y qué fue lo que ellas contaron.

Lo que sí sé es que mi abuela y mi abuelo eran muy queridas en la comunidad, dos barrios en particular donde la gente las conocía y saben quiénes son. Y es cierto que la historia de cuando el abuelo llevó a puerto un barco panza arriba y a un grupo de marineros que en tierra ya daban por muertos tiene algo de verdad.

Os cuento esto que es un bonito muy grande. Un día que iba yo de visita y ya en el barrio de mis abuelas me para una pareja ahí en la calle, una señora y un señor y fue sobre todo la señora, me pregunta si yo soy una de las nietas del señor Andrés, lo pregunta pero que ya confirmando, ¿Eres una de las nietas del señor Andrés y la señora Fina? ¿Y qué eres? ¿La mayor o la pequeña? Así me da como conversación, ¿no? Pero sabiendo, ella sabía. Estas cosas nos pasaban a mí, a mis hermanos y a mi hermana nos pasan de toda la vida. En la ciudad donde es mi madre y en el pueblo donde es mi padre también nos pasaba lo mismo. Que te saluda gente que no conoces, que saben que eres nieta de no sé quién, ¿de cuál de los hijos? Eres y tú ahí...

Entonces, esta pareja que me paran y que me dicen, ay, tú eres esta persona, tal, así, sí. Y entonces viene la ola de los ay, todos muy agradecidos. Yo no recuerdo las palabras exactas, pero viene a decir la señora que a mis abuelas les debían tanto, que si no es por mi abuelo, y entonces señala al hombre que la acompaña, el marido, y se me acerca, así como en confidencia. Yo creo que hasta me agarró el brazo o las manos, no sé. En mi mente, ella pega su cara a la mía muchísimo. Yo creo que no invadió tanto el espacio, en realidad, pero así fue como yo lo sentí. Como que dice, señora, yo no sé quién es usted. Y dice, ay, tu abuelo, a tu abuelo le debo yo todo. Yo no tendría aquí a mi marido si no fuera por tu abuelo, porque tu abuelo le salvó la vida a éste y a otros. ¿Sabías tú de eso?

Yo no sabía nada cuando me llega esa historia. Me llega así, desde la calle. Y bueno, que a mi abuelo le tenían la deuda más grande, que señala como el barrio, ¿no? Que salvó a él y a otros, porque es una zona en la que a finales de los 70 se cedieron un montón de viviendas de protección oficial para marineros y sus familias.

Os voy a contar la historia del barco panza arriba porque yo creo que esa es la que se relaciona con lo que me dice esta señora. A mí esta historia me llega como de tercera mano, porque ni me la contó mi abuelo, ni me la contaron mis tíos. Entonces, pues no sé, no sé cuánto hay de verdad, cuánto no, cuánto hay de exageración, no lo sé.

Mi abuelo empezó a salir al mar desde niño, muy pequeño. Es un aprendizaje por la experiencia de esa manera infantil que te graba a fuego y en la que sabes cosas como mágicamente. Mi abuelo es un hombre de mar, conoce muy bien las corrientes, conoce muy bien los puertos gallegos con sus trampitas, sus amenazas. Es un barco pesquero, con lo cual, bueno, no creo que sea un barco grande, no sé cuántos hombres, porque eran hombres, siempre eran hombres, no sé cuántos iban en ese barco. Salen al mar, hay una gran tempestad que coge al barco en medio y se les pone el barco del revés. Queda eso, panza arriba. Por eso es la historia del barco panza arriba. Yo no tengo muy claro si esto fue así o no, porque no sé cómo haces, no sé cómo manejas eso. Pero bueno, pierden el control de los instrumentos, no pueden hacer nada. En ese momento, a ti lo que te preocupa es llegar a tierra. Te da igual si vas a entrar en tierra gallega o si vas a entrar en donde sea. Si te vas a Escocia, te vas a Escocia, Canadá, pues Canadá. Yo lo que quiero es llegar y llegar vivo, me da igual a dónde.

Entonces, se quieren tomar unas decisiones a la desesperada, pero mi abuelo no lo tiene tan claro. Él, sabiendo cómo funcionan las corrientes, cómo funcionan los vientos, viendo la posición de las estrellas, conociendo la referencia previa cuando los pilla la tormenta, dónde estaban, hacia dónde iban, con toda esta información y con su propia experiencia en el mar él hace como un cálculo para saber dónde están y hacia dónde tienen que dirigirse y cómo hacerlo para aprovechar lo más eficientemente posible las corrientes, los vientos, todos los elementos para ponerlos a su favor y dirigirse a casa. Mi abuelo yo creo que fue un hombre muy inteligente también, pero que no alardeaba o yo lo percibía así. También puede ser que conozca una faceta particular que no coincide con la que conocen otras personas en otros entornos. Yo soy su nieta. Bueno, consiguen llevar el barco a puerto. Y no solo eso, además mi abuelo dice, no me gusta, yo quiero aparcar aquí. Y lo lleva al puerto que le da la gana y además como un backup. No es que prefiere, es que es más fiable, porque aquí si entro así y vengo así y asada, pero si nos encontramos con que está soplando el viento del otro lado, llego al otro puerto, no me quedo otra vez ahí tirado. Entonces él llevó el barco a puerto. No es que lo lleve a la deriva y que me encuentren. No, no. Su barco lo aparca y ya está. Es como, joder.

Mientras tanto en tierra la cosa está bastante fastidiada. Porque la vida del mar es muy dura. Bueno, los hombres se van en su barco. Se ven en situaciones muy difíciles. Son los que si pasa una gorda gorda, palman. y alguien se queda en casa. Aquí el papel de las mujeres es el habitual. Mi abuela se quedaba en casa con sus tres hijos y su hija. Ellas son todos adultos y algunos de los hijos también andan embarcados. Aunque todos ellos siempre han vuelto a tierra, tenemos esa suerte. Cuando creces en una comunidad de este tipo, tú sabes que no siempre vuelven a tierra. Tú puedes ser la madre que perdió a su hijo en el mar. Tú tienes una vecina que es esa madre, y tienes otra vecina que es la viuda del otro, y tienes otra que es la hermana, y tienes otra que es la hija. Tú vives con esto. Este dolor, este luto, esto está en la comunidad. Es parte de esa comunidad. Y que a ti no te haya tocado es una alegría, pero podría ser. El sufrimiento se comparte. Cada vez que un vecino sale al mar y no vuelve, es el marido de todas, es el padre de todas, es el hermano de todas. Porque podría ser.
Entonces en ese sentido, o bueno, no sé, a lo mejor ahora menos, pues hay una tradición y hay una unión de la comunidad. Es como una gran familia.

Cuando ocurrió esto, fuese como fuese la historia en el mar. Desde tierra, pues se sabía que había este temporal, se perdió la señal y Llega un momento en que ya los dan por perdidos y, claro, cuando esto pasa, tú te preocupas o si eres creyente rezas porque estén bien, porque vuelvan a casa tu marido, tu hermano, tu hijo. Pero cuando ya los dan por perdidos, tú no puedes mantener la falsa esperanza de que a lo mejor, porque has vivido toda tu vida viendo que aquí no hay a lo mejor. Aquí cuando no hay señal, no hay señal. O sea, cuando se pierde un barco, esa gente no vuelve. Y ya está. Y lo que rezas ya no es porque vuelva una persona o porque esté bien. Tú rezas por poder sacar del mar un cuerpo que enterrar. Imaginaos lo que habrá sido para las familias. Tú solo esperas que, por favor, por favor, llegue un cuerpo, que llegue un cuerpo que puedas enterrar. Y la llamada no es para entregar un cuerpo, es para decirte que están bien, que están en tierra, que han vuelto. Es que no me puedo imaginar la emoción.

Creo que tengo un recuerdo de esto que no sé ni cuándo ocurrió, ni de cuándo es el recuerdo. A lo mejor esa historia es de antes de nacer yo, pero yo tengo ahí un recuerdo de ir toda la familia al puerto, de buen rollo, me da buena vibración, pero no tengo ni idea de por qué y pienso que podría estar relacionado. que a lo mejor viene de otra historia que no tiene nada que ver con esta, o de otra historia semejante, relacionada, pero no está en concreto, no sé. Mi abuelo fue un héroe de esta forma humilde y hermosa, muy bonito, y también fue grande en otros sentidos más personales. Creo que conté alguna historia en un viejo blog que yo tenía.

Puede que haya compartido estas cosas de forma un poco confusa y que no casen porque estoy yendo un poco a pelo. Me quise hacer un guión pero al final derivo de un tema a otro. no consigo quedarme centrada en un punto entonces vamos a dejarlo así pero antes de irnos voy a recordaros que el día 1 de octubre es el día de las personas de edad avanzada hay varios días en el calendario para homenajear, celebrar, reflexionar sobre nuestras personas más mayores. Hay países que tienen un día nacional de la abuela y un día nacional diferente del abuelo. Bueno, hay muchos días en el calendario, pero el día 1 de octubre es el día internacional de las personas de edad. Es el día que acordamos globalmente dedicarles. Comienza a celebrarse en 1991, promovido por la ONU con la idea de buscar soluciones para garantizar un envejecimiento digno, saludable, y manteniendo roles activos no sólo en el ambiente familiar, sino en la misma sociedad. ¿Cómo podemos modificar nuestras políticas para incluir a las personas de edad?

Como parte de tu forma de dar protagonismo, reconocimiento, relevancia a tus personas de edad avanzada, te propongo para este 1 de octubre leer o quizá regalarles un librito donde aparezcan personajes de edad avanzada. Personajes que no son planos, que no son vacíos, que no son una excusa. Me refiero al tipo, no aparece en la historia, pero vamos a poner un señor mayor para que la cuente. O que están enfermos o achacosos y así dramatizamos la vida de otro personaje más joven y que es el personaje activo, el personaje relevante. No, yo hablo de historias donde estos personajes son protagonistas o que tienen peso en la trama, que aportan activamente a esa trama. Puedes ir más lejos, dedica una o dos horas a la semana quizá. a esa persona de edad avanzada con la que tienes relación, os juntáis para ver alguna serie de televisión donde las personas de edad tengan un papel relevante. Revisiona a Las Chicas de Oro, es una gran serie. Descubre si no lo has hecho ya Grace and Frankie, que es una joya. U opta por esa lecturita y esos libritos. ¡Lee a las colaboradoras de Navegando Cultura! ¡Sorpresa! Sí, mira. Ana Saiz me acompañaba en el episodio 1 y tiene una pequeña historia que yo quise leer a mi abuela. Estaba jugando un poquito con la ficción sonora. Se llama Huesitos de Santo para el alma. Es autopublicada, es de una compañera, es gratuita, ¿qué más quieres? ¿Qué te tengo que decir para que vayas a descargarla ya? ¿Qué está en Lectu? Bueno, pues no sólo te lo digo, además ya te dejo yo un enlace. Por supuesto, se agradece pago social, siempre ayuda a tu artista.
Aquí aparece una mamá en edad de jubilación, esta es la conexión, tú lo lees que es gratis y cortito, no tienes excusa y luego vienes aquí y si te atreves nos dices que no te endulzó la patatilla porque... porque ya verás.

Es también una buena manera de conocer a la Ana escritora sin gastar dineros si no quieres invertir a ciegas tienes una cata y verás que vale mucho la pena. Ana tiene una novelita fresquita en el mercado, Amanecer en Benidormiens. Apostó por ella, por nuestra Ana, la editorial Droids and Druids. De este título hablaremos, espero, en otro episodio. También aparece una abuela en ese libro de Sara que comenté, solo nos llevamos los recuerdos, bueno, estos personajes, esa mamá jubilada no es protagonista en el de Ana y esta abuela tampoco protagoniza en el de Sara pero sí está bien caracterizada y aún siendo una persona mayor que está enferma, de hecho está hospitalizada pero no como una excusa para que otro personaje termine haciendo X. Está hospitalizada pues como una realidad más. Una abuela que sí protagoniza, es la abuela Harken. La abuela Harken es la protagonista de La ladrona de tomates, de Úrsula Vernon. Un personajeazo y además esta noveleta tiene una característica muy especial y es que tiene ese encanto del cuento infantil. Es como un cuento, pero no es infantil. Es una cosa curiosa de leer. A mí me gustó mucho.

Entre los relatitos de Ana, pues también se me viene a la cabeza la abuela Carmiña. La abuela Carmiña está en Cara B, que es una colección de relatitos que escribió Ana. De nuevo, es autopublicada, tienes acceso, Cara B. Esta abuela es parte de la ambientación, pero no de una forma vacía. De hecho, es un elemento clave en otra forma de activismo literario, en el que Ana está dando visibilidad a un área concreta de España, está utilizando el gallego, expresiones muy nuestras, está mostrando el mundo rural de Galicia, unas pinceladitas de la cultura, de la tradición gallega.

También quiero mencionar una banda de yayas con las que te puedes reír mucho que aparecen en prácticas mágicas la editorial es Cerbero y la autora es Nagikari Diosdado es una novelete donde precisamente los personajes son el punto fuerte si quieres abuelas mágicas en acción esta es tu catita de editorial independiente, Cerbero. Te dejo estos titulitos, las historias que he compartido y unas reflexiones que vienen ahora.

Recuerda, 1 de octubre, Día Internacional de las Personas de Edad. Es importante, nuestras pirámides poblacionales son cada vez más viejitas y como sociedad o sociedades siempre vamos tarde, no nos hemos adaptado, el cambio está pendiente ¿Cómo participas tú en el día de las personas de edad? Pues muy sencillo. En casa, dedica al menos este día a tus personas mayores, reflexiona sobre todo esto e intenta dedicarles un poquito de ti todo el año. Comparte con ellas, aprende de ellas, dales las gracias por todo lo que hacen por ti, no lo que han hecho, que también, sino lo que todavía están haciendo en el presente. Recuérdales que estás ahí para ellas, que las apoyarás si deciden lanzarse a una nueva aventura. ¡Anímalas, de hecho, a lanzarse si algo les anda en la cabeza! Que sientan el apoyo, que sepan que estás ahí. Por ejemplo, acuerda un día para ayudarla con esa aplicación del móvil con la que no se entiende. Pues ahí dile, a ver, mañana vengo y miramos esto, o cuando sea. Y tenlas siempre en cuenta para las tareas y las actividades del día a día. Cuenta con ellas, no las apartes. Ayúdalas a encontrar sus hobbies si los han perdido o nunca los tuvieron. Ay, no sé si ir al gimnasio. Pues venga, vamos juntas. Ay, es que había pensado en volver a pintar. A ver, miramos unos cursitos. ¿Qué necesitas? Lo que sea. Ayúdalas a aportar a la casa, a saber dónde te viene mejor que te echen una mano o en qué momentos. O a que aporten al pueblo un otro tipo de comunidad que saben hacer, cómo pueden aportar. Que se sientan válidas y útiles, porque lo son.

En las redes, pues mira, descubre los movimientos de las personas de edad y colabora en su difusión. Las personas mayores están trabajando por su dignidad, por el reconocimiento de su papel en la sociedad, y a la par haciendo su hueco si no está ahí. colabora en la visibilización, también hay campañas para esto, para visibilizar, o, pues de otra forma, comparte siempre con su autorización, por supuesto, historias de tus personas mayores, unas fotitos, unos artículos o posts interesantes de cuentas y perfiles de personas mayores, tuyas o no, que están, es que están activas en las redes.

En la calle, no puede ser más sencillo. Sonríe, saluda a todas las personas, conocidas o no, mayores o no. No cuesta nada y hasta te sienta bien. Dale conversación en la cola de la tienda o el súper, que estás también esperando. Y si tienes tiempo, párate a hablar con ellas. Cuando veas que piden casito en el parque o en la calle, no pases de largo. ¿Qué eres tú, la persona de edad? Mira, puedes hacer todo esto por otras personas de edad. Puedes crear comunidad en tu entorno, tu barrio, intentar organizar encuentros, salir a caminar, coser.. (hola suegra). Que si además eres mujer, puede que no sea tu caso, pero muchísimas seguro se han pasado la vida dándolo todo por sus familias, cuidando, estando y olvidándose de sí mismas. Para ya. Te lo mereces. Al menos este día. El 1 de octubre. Tómalo. Es tuyo. Que te dejen tranquila si eso es lo que deseas. Que te cuiden si es lo que necesitas. Que estén a tu lado si es lo que añoras. Y díselo. Que no te gane la modestia o la abnegación esa a la que nos acostumbran de niñas. Que te inviten a tu dulce favorito o que lo preparen contigo si te gusta cocinar en familia. El 1 de octubre es tu día. Recuérdaselo, a lo mejor ni lo saben. Tienes un bono que te da derecho a más casito y a hacer las cosas que más te gustan. Quiérete. Y enséñales a mimarte y a quererte, que a lo mejor no saben cómo hacerlo. Es que quizá fuiste esa mujer que se daba, pero que llevaba en silencio su pena y su dolor, que no se dejaba cuidar, y no saben, no sabemos cómo hacerlo. Usa este día como punto de partida. Enséñales y que lo hagan todo el año.

Gracias por escucharme. Vaya monólogo el de hoy. ¡20 minutitos! Menos mal. Esto es Navegando Cultura, yo soy Marta Vidal y este episodio gracias a mi abuelita que ya no está. En el próximo episodio tenemos una abuela motera, que hablaremos de otras cosas, pero bueno. ¡Muchas gracias!