NC2: Superar una violación

Paola Gallardo, mujer guatemalteca sobreviviente de violación, se sube al zepelín de Navegando Cultura y nos cuenta su experiencia.

Todas navegamos cielos revueltos y aguas turbias, y peleamos para salir adelante. Paola nos habla del trauma de la violación, cómo cambió su vida y cómo, con ayuda profesional y apoyo familiar, consigue encontrarse, reconstruirse y superar la violación que la marcó hasta el punto de convertirla en otra persona.

Transcripción de audio del episodio
[00:14] Marta:
Hola a todas, soy Marta Vidal y esto es Navegando Cultura, el podcast donde hablo de lo que me da la gana. Estás a punto de escuchar el episodio 2, Reconstrucción del yo, superar una violación. Este es un episodio vivencial, es el testimonio de Paola. Paola Gallardo va a hablarnos sobre su violación y el trauma que le generó. Paola es una sobreviviente y su historia es esperanzadora, pero es inevitable pasar por episodios de su vida y escenas que nos cuenta que son duras. Por eso, haz una pausa y piensa si quieres continuar, especialmente si eres una persona sensible a relatos o testimonios sobre violencia o a temas de este tipo de violencia en particular, el abuso sexual, la violación. Por favor, si este es el caso, haz una pausa y si decides continuar, Paola y yo, pues bueno, estamos de acuerdo en recomendarte que en esta ocasión, para este episodio, te acompañes de alguien más mientras nos escuchas. No vamos a entrar en el morbo de la violación, no vamos a dar detalles del acto en sí. Pero sí pasaremos por escenas de la vida de Paola que pueden emocionarte. Ella se abre y habla de sus emociones, de cómo cambia su vida a raíz de esta experiencia, y nos lo cuenta todo. A partir de aquí doy paso ya al episodio en sí, así que haz ahora la pausa. Si decides continuar, espero que dentro de lo desgraciado de la temática te guste el episodio.
Muchas gracias.

[02:26] Paola:
Hola Marta, muy bien, gracias. Feliz de estar contigo.

[02:29] Marta:
Y yo contigo, muchas gracias. Estábamos ya agradeciéndonos la oportunidad la una a la otra antes de empezar a grabar porque, bueno, es importante para las dos. Vamos a tratar un tema serio, un tema delicado y un tema del que hay que hablar, hay que hablar y hay que hablar cada vez más. Paola está ahora en Dinamarca.

[02:50] Paola:
Sí, así es.

[02:52] Marta:
¿ Está blanquito?

[02:54] Paola:
Un poquito cayó acabar en la madrugada, un poquito de nieve y un poquito hoy, pero no es mucho. Lo que está es bien frío, eso sí.

[03:03] Marta:
Claro, y para ti más, porque Paola es de Guatemala.

[03:07] Paola:
Así es.

[03:08] Marta:
No vives en Dinamarca, vives en Guatemala, pero estás de visita, ¿verdad?

[03:11] Paola:
Así es. Estoy de visita en mis vacaciones, que es nuestro período vacacional en Guatemala ahorita, y yo cambié el clima tropical por el frío. Para variar un poquito, ¿no? A mí me encantan los árboles sin hojas, es como fascinante.

[03:31] Marta:
El paisaje de invierno, claro, que no lo ves.

[03:33] Paola:
Sí, me encanta. No, no, para nada. Y es... me encanta.

[03:38] Marta:
Otoño en Berlín es una cosa maravillosa. Los colores, los colores del otoño son...

[03:43] Paola:
Sí.

[03:44] Marta:
Bueno, vamos a donde tenemos que ir porque...

[03:46] Paola:
Sí, sí, exacto.

[03:48] Marta:
Vamos a hablar lo que decía, es un tema muy delicado. El tema es la violación, una forma brutal de violencia machista, no la única, quizá la más representativa y la más o de las más brutales. Nos lo va a contar Paola en primera persona. Esto es un episodio testimonial. Nos va a contar su historia. Yo solo estoy aquí para escuchar, para dar un empujoncito, para ayudar. Así que, Paola, puedes empezar cuando quieras. Yo creo que una primera aproximación puede ser la palabra en sí, lo difícil que es decir: me han violado. Alguien, una persona, un ser humano, me ha violado.

[04:30] Paola:
Sí, eso es quizá una de las cosas que más cuesta, o que a mí más me ha costado escuchar decirme y decirlo. D ecirme y reconocerme como sobreviviente de una violación sexual. Ha sido, como bien tú lo acabas de decir, es una forma grotesca de violencia que te rompe por todos lados y cuando se logra decirlo y expresarlo, pues ya es un paso bastante grande.

[05:12] Marta:
Tiene que ser, porque es algo que... Si ya piensas que a cualquier persona una agresión física de cualquier tipo le puede causar un trauma grande o pequeño, este tipo de agresiones va más allá, va más allá. ¿Cómo fue para ti? Podemos empezar por cuándo ocurre, cómo y cuándo ocurre.

[05:34] Paola:
Por supuesto.

[05:35] Marta:
Por seguir una cronología, ¿verdad?

[05:37] Paola:
Sí. Bueno, como bien ya dijimos, yo soy guatemalteca, Tengo 41 años, eso me parece relevante para contextualizar. Yo tenía alrededor de 12 años, muy cerca de mi cumpleaños, me sucedió en una Semana Santa. La familia de una niña, que era amiga mía, me invitó a pasar esa semana de vacaciones fuera de la ciudad de Guatemala. Yo fui por la confianza porque aquí tengo que decir que una cosa es la violación con penetración que sucedió y el previo de lo que venía sucediendo. También ese acercamiento de un hombre mucho mayor que era el papá de mi amiga y que comienza a abrazarme más de lo normal, a darme caricias de forma a las que yo no estaba habituada y que termina con una violación que fue con penetración, ¿verdad? Entonces yo estaba en vacaciones y con ellos y recuerdo que fue como el segundo o tercer día en un baño. Yo estaba lavándome las manos, preparándome para ir a almorzar. Estaba separado de donde estaba el resto de personas Veníamos de un paseo en el campo. Yo era una niña muy activa, me gustaba mucho todo lo que tuviera que ver con deportes, ejercicio. Fui a disfrutar mi día, regresé, me lavé las manos y mi vida me cambió rotundamente en ese momento.

[07:29] Marta:
Cuando preparábamos esto y hablábamos de lo que querías contar, porque cada persona en su momento tendrá que contar su historia a su manera y hacer el refuerzo en las partes que tenga que hacerlo. Comentábamos y nos pusimos de acuerdo en que no íbamos a entrar en detalles específicos de la violación, eso es una cosa que tampoco veo que pueda ayudar a nadie. Y me comentaste que dentro de... Vale, no comentar las cosas al detalle, pero había algo que te parecía relevante de mencionar, y a mí también me lo pareció cuando me lo dijiste, que es sobre tus primeras reacciones en cuanto ocurre esto. Y lo que ocurre es que escondes, escondes la violación. Eso ya tú misma te haces partícipe de alguna manera, porque lo escondes y a la vez ocurre como que te sales de ti misma.

[08:27] Paola:
Sí, sí, yo pienso que es importante. Para mí hay dos cosas esenciales que yo recuerdo del momento inicial. El antebrazo me lastimaba mi garganta y me costaba respirar, entonces era como una cuestión de sobrevivencia, ¿verdad? Que el aire me entrara. Luego es la mirada, que no puedo olvidar. Una mirada penetrante, pero que me dio mucho miedo. Curiosamente es el olor de la persona, como a jabón limpio. Y eso es como para mí la parte más física que recuerdo y la parte que comento. Pero luego, Ese día para mí fue como que Paola, ese momento mejor dicho, Paola se partió en dos. Una Paola se fue a una esquina y se quedó ahí por muchísimos años y sale una Paola zombi. Así es como yo me miro. Mi auto percepción de mí misma a partir de ahí era una persona sin brazos, sin piernas, sin cabeza, solo el tronquito que caminaba. Entonces me sentí a partir de ese momento una persona completamente disminuida. Digamos, ese fue como el primer impacto psicológico que tuvo en mí.

[10:00] Marta:
Perdona, ¿en ese momento todavía estás en esa casa o todavía estás en ese baño?

[10:05] Paola:
No, no, no. Después de muchos años de terapia y muchas cosas, yo ya no estoy en ese baño.

[10:10] Marta:
No, digo, lo que cuentas...

[10:14] Paola:
Ah, no, ya te entiendo. Sí, sí, se me... Sí, yo todavía... O sea, para mí fue... Ahora que lo conversamos, me viene a la mente la imagen de cómo yo me levanté sin realmente saber, con una desorientación tremenda, me lavé las manos, me acomodé un poquito el pelo, solo como que me jalé, tenía una cola puesta y me jalé. Y salí de ese baño porque tenía que almorzar. Y de pronto me doy cuenta que se me estaba manchando mi ropa. Y yo tenía un pantalón corto, un short, como lo llamamos en Guatemala, blanco, que tenía como un diseño de pelotitas. Y en ese momento me percato que tengo que cambiarme y voy como un zombi a ponerme otra ropa. Y me doy cuenta que estoy sangrando. Y entonces utilizo mi propia ropa interior para que ahí se quedara el sangrado, le pongo un poco de papel de baño. Yo no había tenido nunca mi menstruación, entonces no reconocía, no sabía, ¿verdad? Y entonces fueron como un par de días más que me tocó que poner mi... U tilizar mi propia ropa interior para contener un poco de sangrado que me dio como uno o dos días, no recuerdo bien, pero en ese momento fue así de cambiarme el short, de poner mi ropa interior para evitar que siguiera manchándose y bueno, así me fui a almorzar pero sin estar más presente.

[12:03] Marta:
Y esos dos días todavía estás en esa casa. Sí, tiene que ser. Es que además, 12 años. Es una experiencia que una persona adulta, ¿cómo gestionas eso? Y entonces una niña, no hay por dónde cogerlo, ¿no? ¿Y cómo lo gestionas? Pues así, te sales de ti y tú ya no estás ahí. Ya está, ya está. Ya es suficiente. No, vamos a continuar porque hay que continuar, ¿no? ¿Hay algún otro detalle que quieras mencionar de aquel momento, de aquel día, de esa estancia o quieres movernos ya más hacia el futuro o evolucionar lentamente? ¿Hay algo más que quieras decir ahí?

[14:13] Paola:
Para mí, digamos... No sé cómo ningún adulto de los que estaban ahí, eran cuatro personas adultas. E ra este señor, su esposa y una pareja, amigos de ellos, que tenían dos hijos, me parece, que era compañero, una era compañera de colegio de mi hermano. No entiendo, verdad, cómo al ver a una niña que claramente no estaba durmiendo, que estaba... P ues ningún adulto se acercó ni hizo nada. Para mí fue entrar en un modo defensivo de vivir, que fue automático, ¿verdad? Para mí era estar en una hipervigilancia que me agotaba, no poder sentirme en paz, ni segura, no disfrutar nada. Para mí, a partir de ese momento y esos últimos días que viví ahí f ueron una pesadilla. Una pesadilla. Al ver... Era como estar en un universo paralelo y no poder saber qué me estaba sucediendo. Fue horrible.

[15:30] Marta:
¿Lo entendías? ¿Entendías lo que había pasado aunque no pudieses nombrarlo?

[15:35] Paola:
Sí, sí. Yo lo entendía. Tenía la noción de lo que me había pasado, no lo podía nombrar, que era increíble para mí que a mí me hubiera pasado aquí. También tengo que decir que yo, pues, en Guatemala siempre fui una persona con ciertos privilegios, entonces fui una persona consentida también, ¿verdad? Y era como decir, ¿cómo esto me pasa a mí si en mi casa a mí me consienten? Y... Toda mi dinámica de vida cambió. Creo que tuve una noción distinta del tiempo. Yo me levantaba cuando sabía que mi amiga y las otras niñas y niños que dormían en la habitación conmigo estaban ahí para bañarme. Y entonces comencé a bañarme como a las 5 de la mañana. Era una necesidad innata bañarme.

[16:29] Marta:
Te sentías sucia.

[16:32] Paola:
Sí, exacto. Entonces era para mí esencial poderlo hacer y lo hacía cuando estaban ellos ahí todavía. Jamás me volví a quedar sola ni nada. Esta persona pues siguió poniéndome el brazo alrededor de mí. recuerdo cuando íbamos a desayunar, por ejemplo, y entonces para preguntarme si quería algo de comer tenía que tocarme así y era paralizante.

[17:03] Marta:
Es la sensación del asqueroso sin que pase nada. Es que si a un encima. Es como un recochineo y un estar encima todo el tiempo. ¿ Y nadie notó nada? Nadie... Porque tu actitud también cambia. Tú eres esa niña activa y alegre que se va de vacaciones con una amiga y de repente ya no eres más esa niña. ¿No te dicen nada? ¿Tu amiga no te pregunta qué pasa?

[17:33] Paola:
No, no.

[17:34] Marta:
¿Tú crees que no sabe? Que ella sabía.

[17:36] Paola:
Yo pienso que sí. Yo pienso que ella quizá en ese momento no y por muchos años no lo supo. Yo fui, ahí sí que muy radical y ahí sí me valió el ser consentida como un uso de una herramienta de berrinche de decir yo no vuelvo a ir a esa casa, no me importa.

[17:56] Marta:
Yo creo que es natural.

[17:57] Paola:
Sí, sí. Corté toda relación, por suerte estábamos en secciones diferentes en el colegio. Fue muy cerca de mi cumpleaños, por ende yo había ido con mi mamá, recuerdo, a comprar antes de irme un traje que iba yo a usar en mi cumpleaños. Yo estaba como pasando a esa fase de mujer adolescente. Entonces recuerdo que compré un traje que era mi época en que me gustaba solo usar shorts porque me permitían correr mejor. Y fui y me compré un short, pero un poco más elegante, digamos, pero así más corto, pues lógicamente en abril en Guatemala hace mucho calor. Y una blusa que era blanca y tengo muy bien el recuerdo porque el short era palorosa, la blusa blanca y tenía un diseño como de unas flores palorosas y tonos así y no me lo puse. No me lo puse nunca más. Empecé a utilizar la ropa de mi hermano, sus playeras, todo lo que me permitiera ser otra persona en realidad y esconder todo. Yo me sentía desnuda. O sea, además de que me sentía que no tenía extremidades ni nada, me sentía desnuda. Yo sentía que todo mundo sabía que yo había hecho algo malo.

[19:18] Marta:
Tú, tú habías hecho algo malo.

[19:19] Paola:
Exacto. Eso es lo que yo asumí, de inmediato. Entonces era como que toda la gente pudiera leer en mí que algo así me había sucedido y que entonces yo era una persona sucia, llena de vergüenza y no quería que nadie me mirara. Que nadie, que nadie me mirara. En el colegio mi dinámica cambió muchísimo. Yo siempre fui estudiante promedio. Para mí habían otras cosas mucho más importantes. El deporte, jugar, eso era para mí lo importante. Y nunca le presté mucha atención así como a ser buena estudiante. Pero fui estudiante promedio. Ahí empecé a ser una muy mala estudiante.

[20:02] Marta:
Claro.

[20:04] Paola:
A experimentar dolores de cabeza que yo nunca había tenido. Y logré que me cambiaran de lugar y entonces me sentara pegada a la pared al lado de la puerta para yo poder colocar mi espalda en la pared y tener visión de quién entraba pero también de quién estaba. De quién me rodeaba.

[20:23] Marta:
Tener la seguridad de la espalda donde no puedo ver y tener controladas ventanas, puertas, todo lo que pueda pasar a mi alrededor.

[20:29] Paola:
Exacto.

[20:30] Marta:
Un estado de alerta pura y dura y que te duela la cabeza es normal porque estás en alerta constantemente.

[20:35] Paola:
Exacto.

[20:36] Marta:
Terrible. Claro. Es muchísimo estrés. Es que no estás viviendo. E se momento de salir del cole, que tiene que ser ya por fin se acaba la clase y me voy a casa o voy a comer, tengo hambre, lo que sea. Tú lo que tienes es, oh, Dios mío, ¿y ahora dónde me meto? ¿y adónde voy? ¿y qué hago y cómo hago? Para ti, sabes que eso va a pasar. Tú cada mañana te levantas y sabes que va a llegar la hora de salir. Te tienes que buscar la vida y además no puedes explicar por qué, entonces es un conflicto constante. Todo el tiempo preparándote para reaccionar, disfrazándote de otra persona porque no puedes ser tú, pero a la vez manteniendo tu rol. Es imposible. Entonces me pregunto yo, ¿qué pasa cuando vuelves a tu casa? Tú terminas esas vacaciones, vuelves a tu casa y sí, a nivel de escuela pasa esto, pero dentro de casa tu familia tiene que notar algo. ¿Qué ocurre ahí?

[22:15] Paola:
En mi casa yo recuerdo que llegué y realmente fue como no querer hablar con nadie, no querer saber nada. Creo que toda mi forma de ser también cambió. A partir de ahí me transformé en una persona que respondía violentamente a lo que me decían en mi casa. O sea, era como que mi casa era mi espacio seguro donde yo podía, en alguna medida, contestar de forma abusiva, poder ser más violenta, digamos, en cuanto a mis reacciones. Y claro, yo pienso, y esto es una, así que una pura conclusión mía, que en el caso de mi mamá y mi papá, haber sido inimaginable que algo así de grave me pasara, entonces para ellos quizá fue un producto de la adolescencia. Muchísimos años más tarde, mi mamá me dijo, sí, yo noté que tu e mpezaste a usar la ropa de tu hermano, ¿verdad? Y bueno, yo me pregunté qué te pasaba, pero yo me volví una persona intransigente también. O sea, a mí me preguntaban si algo estaba bien y yo me molestaba tanto que gritaba, ¿verdad? Que sí, que me dejaran... Era como... Y además era lo único que yo sentía que me hacía valer como persona. Y que eso no tenía nada que ver con nada más de mi vida, sino que era ajeno. Y entonces me volví obsesiva y me volví que quería ser la mejor estudiante. Yo le hablaba con mi hermana, yo soy la mayor, tengo un hermano y una hermana en ese orden, nos llevamos dos años entre cada uno, y yo le contaba a mi hermana hace un par de meses que yo no había sido antes de la violación una buena estudiante. sino que una normal, que yo era muy deportista. Y mi hermana me dice, pero ¿cómo Pao? Si yo siempre te he recordado como esa buena estudiante, ¿no? No te imagino siendo diferente. Entonces ahí para mí ese fue un punto de inflexión. El primer año fue un año como en el que se acomodaron las cosas en mi cerebro. Esa persona que necesitó aprender a defenderse, a estar hiper alerta a todo. Y a partir del siguiente año fue como que la Paula z ombie inició su vida desconectada completamente de ella misma.

[26:19] Marta:
Y aquí entonces, en ese segundo año, esto ocurre con 12 años, pero tenía ya casi 13 cuando ocurre la violación. Entonces, el primer año es de los 13 a los 14, ahora tienes 15. Claro que tu madre lo toma como adolescente y le ha dado así. ¿Qué va a pensar? ¿Va a pensar una madre, han violado a mi hija? Es muy difícil pensar eso. Incluso a veces teniendo pistas para poder pensarlo, no creo que sea tan simple llegar a esa conclusión. Quieres que sea cualquier otra cosa. Es comprensible.

[26:53] Paola:
Sí, sí. Así es. Yo sí tuve rencor, y mucho, y de hecho fue una de las cosas que, h ace unos años, en terapia, yo le decía a mi psicóloga, mi relación mejoró con ellos, después de pelear siempre, pero yo le dije, y recuerdo muy bien, yo no me siento preparada para perdonarlos. Yo siento que en alguna forma hubo una negligencia, un descuido, y yo no me siento preparada para perdonarlos. Eso fue un... Algo muy sincero que me pude decir sin sentir culpa. Ahí creo que inició otro proceso para mí hasta llegar muchos, muchos meses después a lograr decir, sí, para mí mis padres están perdonados completamente. Yo no les pongo ninguna responsabilidad ni nada, pero por muchísimos años estuve muy enojada, muy dolida. Yo lo expresé siempre de una manera agresiva hacia ellos, pero era ese enojo, ese dolor, y hacerlos también en alguna medida cómplices de lo que me había sucedido.

[30:09] Marta:
Pero es posible. Yo quiero que quede claro ese mensaje. Hay que decir la palabra, hay que decir violación. A ti, alguien, otra persona, un ser humano, no ha sido algo místico, no ha sido algo mágico, no ha ocurrido por casualidad. Una persona ha decidido causarte este daño, te ha agredido. Y esto se llama una violación con penetración. Una niña de 12 años y lo has superado. Hay dos mensajes aquí. Que quede claro que esto existe, está ahí. Y otro, las mujeres que nos estéis escuchando, incluso hombres que hayáis pasado por esto, se supera, se puede, pedid ayuda. Pidan ayuda porque una sola no puede, ¿verdad? Tú has necesitado ayuda.

[30:50] Paola:
Muchísima.

[30:51] Marta:
¿Cómo es ese primer paso de reconocer? Porque claro, mientras no lo reconozcas no vas a buscar ayuda, lo estás ocultando, te ocultas a ti misma, te niegas a ti misma, te vistes de otra manera, vives en alerta, te encierras en los estudios... Todo esto no ha pasado, no quiero que haya pasado. ¿Cómo ocurre que de repente, o sin ser de repente, lo reconoces, lo reconoces ante ti misma, quizá a lo mejor no puedes decir todavía me han violado, pero ya reconoces ante ti que ha ocurrido, esto es real y por eso yo he cambiado. ¿Cómo ocurre esto? ¿Cómo es esta historia?

[31:26] Paola:
Eso, fíjate, precisamente me ocurrió. Yo tenía 18 años y estaba de intercambio por un año en Alemania. En este intercambio conocí a quien es una de mis mejores amistades en la vida, mi amiga Agustina, que es de Argentina. Y una noche, justamente, estábamos en su habitación, y tengo la imagen también, y conversando de, bueno, de que nos gustaban por ahí unos chicos alemanes, y que no éramos muy buenas en la conquista, y bueno, y que teníamos un poco de dolor de corazón. Y no sé, fue como un momento en el que yo de pronto le dije, fíjate que a mí el papá de una compañera amiga me violó cuando yo tenía 12 años y ha sido horrible y fue la primera vez que mencioné la palabra violación, creo yo, en voz alta con alguien, ¿verdad? Y con alguien de mucha confianza, pero fue como abrirme y cerrarme al mismo tiempo y no dejar que esa conversación se volviera a tocar, se volviera a abrir. Fue un momentito, como de unos minutos.

[32:38] Marta:
Pobre Agustina.

[32:40] Paola:
Pobre Agustina, sí.

[32:41] Marta:
Es como un disparo. Me sueltas esto y ahora se acabó. Es como si no hubiera pasado.

[32:46] Paola:
Ajá, exacto.

[32:48] Marta:
Pobrecilla. Pero te vas abriendo, ¿no? Es un primer paso.

[32:52] Paola:
Sí, exacto. Ese fue mi primer paso y fue la primera vez que yo pude decirlo en voz alta y escucharme a mí diciendo, me violaron.

[33:02] Marta:
Qué momento tan intenso.

[33:04] Paola:
Sí, exacto. También fue inmediato que dije hasta aquí. Y luego hasta los 24 y no precisamente... E mpecé una terapia. A mí como a los 15 años me mandaron del colegio al psiquiatra y el psiquiatra me medicó.

[33:23] Marta:
Entonces sí que notaban algo, que algo no iba bien, claro que sí.

[33:28] Paola:
Yo tenía una depresión profunda. Decidí que no quería volver a ir al colegio nunca más porque ya esa rutina de esa hipervigilancia me llevó a un punto en el que yo estaba exhausta. Entonces, yo tomé la decisión de que yo no iba más al colegio. Y a mí no había quien me sacara de mi habitación en mi casa.

[33:48] Marta:
Pero tú estudiabas. Estudiabas, rendías, pero al colegio no.

[33:52] Paola:
Pero yo al colegio no iba, exacto. Entonces, mis padres, lógicamente en su afán de no entender también qué me estaba sucediendo, porque aquí me gustaría a mí también compartir que yo, a partir de los 13 años, fui una niña que su mayor deseo en el mundo era morirse. Porque para mí era dormirme pidiendo, por favor, cuerpo, no te despiertes mañana. Era el único momento en que yo interactuaba con mi cuerpo. Y me dormía llorando y me despertaba y decía yo, pero no puede ser, o sea, ¡estoy viva! Pero yo te dije que no. Sí, sí. No, Sí, sí. no, no. Y fueron momentos extremadamente durísimos, de mucho sufrimiento, de mucha desesperación. Yo estoy de visita aquí con un amigo y ayer platicábamos, hablando del programa de hoy. Yo le decía, esa puerta que está ahí enfrente, que tiene una gran ventana, así me sentía yo, que estaba encerrada y la vida estaba a una ventana de distancia de donde yo estaba. Y donde yo estaba era una gran oscuridad, yo quería salirme de esa ventana y no podía. Y un monstruo de una oscuridad tremenda me perseguía y yo veía del otro lado de la ventana todo de color y la vida pasando. Y no poder salir, no había cómo abrir esa puerta y salirme de ahí. Era, desde los 13 años, un constante pensar en que no quería vivir. Eso evolucionó para pensar, bueno, si no quiero vivir, pues tendré que quitarme la vida, ¿no? Y comenzar en ese, en ese pensar, esos fueron mis años de adolescencia, pensar e intentar, ¿verdad? ¿Suicidarme? Eso también creo que es una palabra muy fuerte.

[35:42] Marta:
Sí, y que también hay que decirla porque es un problema social, existe, lo tenemos y hay que hablar.

[35:49] Paola:
Exacto. Y yo tenía realmente una serie de trastornos emocionales que para mí lo único que existía o la única esperanza que yo veía era el suicidio. Bueno, yo creo que no fui tan acertada, pero sí, por ejemplo, exacto, no, la verdad es que sí, la verdad es que por suerte no fui. Yo leía los papelitos de las medicinas. Mi papá padece del corazón y mis abuelitas. Y con mi medicina psiquiátrica, y decía, usted lo mezcla, tal cosa, y yo lo mezclaba, y yo no sé cómo no me pasó nada. Sí tengo el recuerdo de una vez, tenía como 16 creo yo, donde hice mi cóctel, me lo tomé y empecé a vomitar horrible, horrible, y yo salí al jardín y me dolía tanto el estómago, y por suerte no dejaba de vomitar, que hasta salía como... Esa es mi imagen, mi recuerdo ahora, como humo de todo, pero vomité hasta quedarme vacía. De ahí realmente me dormí y de verdad pensé aquí ya, pero me desperté sintiéndome muy mal y tengo que hacer la aclaración que luego me dio una dulcera.

[37:22] Marta:
Así que no juguemos con fuego, que nos quemamos.

[37:25] Paola:
Exacto.

[37:26] Marta:
Quería mencionar, como nota de color, que cuando me refería a lo de que eras un poquito química, no me refería a estar bebiéndote estos brebajes así de cócteles de medicamentos. A ver si me muero. No me refería a eso. No lo sabía de hecho. Esto es nuevas noticias para mí. Mencionaste algo que me llama la atención. Cuando confiesas a Agustina en Alemania, todo viene a raíz de que os gustaban unos chicos alemanes. ¡Oh, pero si a ti te han violado! ¿Cómo es esto posible?

[38:03] Paola:
Sí, sí.

[38:04] Marta:
¿Cómo de hecho sigues siendo un ser humano y una adolescente y una joven adulta? ¿Cómo es esto a la vez? Que toda esa negación, que todo ese sufrimiento, que todo ese querer morir… ¿Cómo ocurren las dos cosas a la vez? ¿Cómo conviven dos tús?

[38:21] Paola:
Yo pienso que algo que yo aprendí y que fue una forma de sobrevivencia y que eso me llevó a querer irme, era que al momento que yo ponía un pie fuera de Guatemala, yo sentía otra seguridad. Yo me sentía segura. No me sentía mejor, digamos, pero por lo menos algo cambiaba para mí y era la seguridad. Así fuera ir a El Salvador, que estaba muy cerca de mi casa, pero ya no era Guatemala. Y ya no estaba la persona ahí, entonces me permitía sentirme más segura y hacer un poquito más. Tengo que confesar que jamás... Tampoco tuve aproximación a ninguno de los chicos alemanes que me gustaban, porque no pude.

[39:09] Marta:
Una cosa es el fantasear y todo esto, y otra cosa es que, de todas formas, sí podía haber habido algún acercamiento físico.

[39:19] Paola:
Sí.

[39:20] Marta:
Porque no podría ser. Esto es como que lo que comentabas de la ventana que está ahí y no puedes ir al otro lado. El hecho de salir de Guatemala es como que, psicológicamente, pasas un poquito esa ventana. A lo mejor no llegas del todo al mundo, pero te estás asomando, estás sacando ahí la patita. Hay una frontera política, pero a la vez también psicológica, y si se cruza esa barrera, es otro mundo, ya puedes ser otra persona otra vez. Era tu límite. Está buenísima. Es Está buenísima. broma. Continuemos entonces. Bueno, se lo has contado a Agustina.

[40:06] Paola:
Sí.

[40:07] Marta:
Pero tu familia sigue pensando que eres una adolescente que, uf, cómo nos ha salido, que no para.

[40:13] Paola:
No, exacto. Y que yo realmente iniciaba algo y no era capaz de terminarlo. Para mí todo se me rompía. Y eso me llevó a buscar una ayuda porque sentía que mi vida era un desastre completísimo. Yo comía compulsivamente por ansiedad, entonces había ganado bastante peso y esos problemas de la úlcera y demás que me dieron me acompañaban por donde fuera. El estómago se me inflamaba como que tuviera siete meses de embarazo y entonces eso me llevó a buscar otro tipo de ayuda. Con toda honestidad no recuerdo quien me dio el nombre del licenciado Gama, que fue con quien yo fui. Ese fue como mi primer trabajo psicológico verdadero. Y digamos, yo como lo puedo visualizar, es que la violación está en el centro, pero ese centro ha ido haciendo un montón de círculos, una espiral gigantesca de desastre en mi vida.

[41:21] Marta:
Se lo está comiendo todo. Tú es que las vueltas de una manera que es que... Tú es que las vueltas de una manera que es que... Oye, mira, que a mí me han violado. ¿Seguimos comiendo?

[43:49] Paola:
Ay, sí. Yo la verdad que no lo sé.

[43:52] Marta:
Es un recuerdo para reírte ahora, porque son cosas terribles en su momento, pero cuando las vas superando sí que ves esas escenas de otra manera. ¿Cómo le digo esto? ¿Y cómo le ibas a decir si no? ¿Cuál es la manera? ¿Cómo lo preparas? Es que no hay manera.

[44:07] Paola:
No, no, no había manera. Y mi hermano es un hombre muy noble. Y debo decir que ahora, a sus 39 años, es un hombre muy deconstruido. Y en ese momento él iba a la universidad y yo le dije, tal vez me dejas en camino y me recoges cuando termines tus clases. Y entonces, la verdad que no recuerdo los días, ¿verdad? Pero digamos que fue un lunes y yo necesitaba que él me acompañara un jueves. Y entonces me dijo como miércoles, mira, yo no voy a ir mañana a la universidad y voy a irme contigo. Y mi hermano empezó, para mí eso es algo esencial. Empezó a dejarme notas en mi mesa de noche y la primera que me dejó decía. Pao, así me dicen mi familia y algunas amistades muy cercanas, tú sos una persona muy valiosa, el mundo te necesita, tienes que ponerte bien, te amo mucho.

[45:08] Marta:
Qué lindo René.

[45:09] Paola:
Y con eso me desperté después de haberle dicho. Y bueno fue mi compañero y quizá la primera persona con quien yo pude hablar un poco más y él me recogía sin decir nada y yo iba con los ojos casi que caídos de tanto llorar y luego en mi casa mi mamá se entera porque y o empecé a tener pesadillas.

[45:38] Marta:
¿Qué edad tienes ya? Porque…

[45:40] Paola:
24.

[45:41] Marta:
Esto es a los 24. Y desde los 12, que eso se queda… A lo mejor a los 13, 14 es cuando eso se pone en off. Y hasta los 24, 12 años después, no se activa otra vez todo eso. Y porque tienes un proceso, porque hay mujeres y hombres también que pasan por algo así y no hay un trigger, no está Agustina para que esto se dispare. Y eso está dentro de ti todo el tiempo.

[46:09] Paola:
Todo el tiempo, exacto. Haciendo un huracán en mi vida. O sea, yo así lo veo porque los huracanes no los podemos ver como tales, ¿no? O sea, no hay una figura. Yo de niña me imaginaba que eran como una guacamaya gigantesca porque oía que a la ciudad de Guatemala nos llegaba a la cola el huracán y yo pensaba en un gran pájaro, pero nunca lo vi. Y esto era igual, ¿verdad? Era como tener una tormenta o un huracán encima pero sin poder ver o saber cómo que era. Entonces me levantaba con estas pesadillas, con una necesidad inmensa de bañarme. Y así es como mi mamá se preocupó de verme gritar en la noche y correr al baño a bañarme. Y entonces yo le conté a mi mamá, para quien fue un gran dolor escucharlo. Mi mamá creo que es una mujer extremadamente práctica, inteligente, muy, muy, muy amorosa. Y ella de inmediato pues buscó la ayuda. Fue, habló con mi psicólogo y bueno, tuvo ella sus par de sesiones por ahí.

[47:14] Marta:
Iba a preguntar si ella también, porque en ese momento a tu madre igual le encajan ahí algunas piezas, recuerdos que ella tiene en ese proceso de adolescencia, alguna cosa que también tiene su culpa, porque no hice nada. Claro, ¿qué ibas a hacer si no lo sabías? Es el castigo. Es el castigo.

[50:31] Paola:
Exacto. Entonces, porque yo no sabía a quién culpar, ¿verdad? Yo me echaba toda la culpa a mí, pero era un enojo que me sobrepasaba a mi persona. Y entonces hacia mis papás de una manera en la que no podía hablar porque terminaba gritando, llorando y haciendo. Luego la necesidad de hablarlo con ellos fue transformándose. Ahora pues la verdad que ni me incomoda porque en un principio, por ejemplo, a mí me gusta ver la L ey y el O rden VE. Entonces ahí pues lógicamente la mayor parte de casos se involucra violencia sexual. en un principio yo me sentía algo incómoda pero luego se transforma un poco eso y la verdad ahora no lo discuto no lo hablo prácticamente nada con mis papás con mi hermana y mi hermano tengo otra comunicación por ahí he aprendido también la forma en que para ellos lo vivieron y el impacto también que tenía escucharme.

[51:37] Marta:
Claro, es que eso es otra historia también, ¿no? Los familiares, los amigos... Lo de los padres es que es algo... Es muy complicado, ¿no? Para un padre saber esto y saber que no has hecho nada, que da igual, que no podías. Pero es que no me importa no haber podido, tenía que haber podido porque es mi trabajo. Tiene que ser bastante duro, muy difícil, ¿no?

[52:01] Paola:
Sí, exacto. Y entonces ha sido también un aprender que no tenía que estar todo el tiempo discutiéndolo con ellos, sino que ahora es como en el entendido de que yo estoy bien, porque para mí eso era muy importante. Que ellos, más que ponerme yo bien, era que mi familia sintiera que yo estaba normal, que yo era normal. A l sentirme yo realmente una persona sin cuerpo, era pues una cosa espantosa. Ahora esa relación ha dado un vuelco siento yo y ha mejorado muchísimo desde que ya no hay rencor.

[52:50] Marta:
Claro, se ha limpiado.

[52:53] Paola:
Exacto, ni de disculpas ni nada. Pero todo eso ha sido proceso de sanación bien largo.

[53:04] Marta:
Y de las dos partes, tanto de ellos como tuya, ¿no? Tienen que colaborar, porque si no... Hay un apunte aquí que me gustaría hacer. Y este va a nivel, pues otra vez, la visión social de todas estas cosas. Cuando ocurre algo malo, ¿es alguien inmigrante? ¿Es un señor pobre? ¿Es no sé qué? ¿Esto es un señor médico con un estatus social, con un nivel económico? Lo tiene todo. ¿Qué necesidad había?

[53:31] Paola:
Exacto. Y luego, pues también, verdad, es como tú, la imagen que se tiene de alguien que viola no es la de una persona, entre comillas, integrada en la sociedad, ¿no? Y menos, y eso lo hablo desde mi sociedad, el imaginario que tenemos de un médico es de una persona que cuida de los demás, ¿no? Que va a ir a lastimar. Entonces, creo que para mis papás también era esa, no poder imaginar, que algo así sucediera porque ellos son también muy buenas personas y que cagan más en la vida. O sea, mi papá tiene 74, mi mamá 73 y todavía mi papá le lleva rosas a mi mamá y yo nunca los he visto. Y se toman la mano y no sé cuánto. Entonces eso no va dentro de lo que para ellos podía ser posible.

[54:23] Marta:
Pues qué duro, qué duro tiene que ser. No sé, yo creo que te ves en esta situación y prefiero que me pase a mí y no a mi hija. No sé, como padres, quieres proteger.

[54:36] Paola:
Sí. Y luego, digamos, en términos de mi familia, pues el silencio es una norma, ¿no? Y eso es no solo de mi familia nuclear, sino de mi familia extendida. El silencio es como debe ser. Estas cosas, mejor si no se cuentan, si no se dicen, y yo recuerdo a una de mis tías, cuando yo pude decirlo un poco más. Entonces, el consejo de ella fue eso. Es mejor que no lo digas, ¿verdad? Que te quedes guardado.

[55:05] Marta:
Pues no, no es mejor. Y por eso estamos aquí, porque hay que decirlo. Y si alguna de nuestras escuchantas está en una situación semejante y necesita contarlo, pues pueden mandarnos un correo. Bueno, daremos direcciones. Daré yo lo mío. Y pueden comunicar con nosotras. Y bueno, pues empezar por ahí. Si este es el paso, yo recomiendo que se busque siempre asistencia profesional.

[55:29] Paola:
Sí, exacto.

[55:30] Marta:
Pero bueno, si eso sirve como un paso para empezar a hablar y entrar en contacto con otras personas que hayan pasado por este trauma, aquí estamos. Y por favor, contactad, hablad con alguien, buscad a alguien, alguien de confianza o a veces, no sé, a veces preferimos hablar con alguien desconocido, pero entonces que sea alguien profesional. Y que no sea este médico.

[55:53] Paola:
No, no, no. Eso es cierto. Y a esa referencia que tú estás haciendo. Pues para mí, creo que una de las dificultades muy grandes es no tener hacia dónde ver, en especial, o sea, yo te estoy hablando de hace más de 20 años, en donde no había, o sea, nadie celebra que una persona superó un problema derivado de una violación, ¿verdad? Eso se mantiene también en el interior y no es como... Bueno, te graduaste de la universidad y celebramos.

[56:29] Marta:
Sí, pero una superación personal tan profunda, tan intensa, un trabajo tan grande de tanto tiempo, no, eso... Eso aún lo vamos a condenar, porque si te han violado no tienes derecho a enamorarte, no tienes derecho a tener hijos. ¿Cómo tienes hijos? No puede ser. Esto es tema para otro programa y para darle bien.

[56:51] Paola:
Definitivamente. A lo que iba, una de las primeras cosas que encontré fue un libro que me hizo cambiar mi perspectiva de víctima a sobreviviente. Para mí eso fue... Sí, es cierto, pero lo podemos hacer y tenerlo presente. Pero Sí, es cierto, pero lo podemos hacer y tenerlo presente. eso creo que falta mucho, tener esos referentes. Para mí algo que también, y se lo agradezco a mi hermano, fue que me regaló un libro que se llama Tejidos del alma, que fue... Es todo el proceso que hubo con mujeres que fueron víctimas de violencia sexual y otros tipos de violencia durante el conflicto armado en Guatemala. Pero para mí, el punto clave era cuando yo leí algunos de esos testimonios, poder ver que lo que yo estaba experimentando, ellas lo experimentaron. Por ejemplo, recuerdo muy bien que era algo muy común no querer salir de casa porque nos da miedo. Y yo decía, wow, eso no es que sea mi personalidad, porque yo así sentía que todo en mí estaba muy mal, sino que es consecuencia de lo que me ha tocado vivir.

[59:08] Marta:
Eso es muy interesante. Es que además son muchos años. No es que te pases dos semanas que no sabes quién eres. Es que te pasas años y de repente tienes que descubrir que tú no haces esto porque sea tu elección. Tú lo haces porque tienes un condicionamiento muy fuerte y ya no te reconoces a ti misma. Te has negado a ti misma. En realidad no sabes quién eres. Redescubrirse es todo un proceso.

[59:34] Paola:
Ah, y conlleva muchas otras cosas, pero ver que es parte de lo que vamos o estamos viviendo las personas que fuimos atacadas sexualmente y poder decir, bueno, eso es algo que comparto con las demás personas, me hace en alguna medida tener un alivio.

[59:58] Marta:
Normalidad.

[59:59] Paola:
Sentirme un poco, una normalidad, exacto. Y por eso es la importancia de hablarlo, de decirlo. Pero yo entiendo que eso no se dice cuando hay todo involucrado.

[01:00:12] Marta:
No. Es complicado también, todo un proceso. Te iba a preguntar si llegas a denunciarlo, pero con esto que estamos mencionando ya de que no se puede decir, de que no sabes ni a dónde acudir, porque ese es otro problema. En España se van abriendo caminos, en Europa en general, quiero pensar. Pero bueno, queda camino por recorrer. Y si ya no sabemos a dónde acudir, ¿cómo vas a denunciar? ¿Cómo vas a denunciar? Y en tu caso, no, no llegaste a denunciar. Y para cuando podrías haberlo hecho, era tarde, ¿no?

[01:01:04] Paola:
Sí. Y yo eso es algo que para mí quedarme sin eso es como sentir que no hubo justicia, ¿verdad? Y eso ha sido también otro proceso para poderlo aceptar. A mí me gustaría comentar que para mí ha sido ir haciendo muchos miniduelos. Digamos, en mi último proceso terapéutico ha sido ir haciendo miniduelos, ¿verdad? Por ejemplo, yo en mi adolescencia, pues yo no tuve eso de los enamoramientos, de los noviecitos, de nada. Entonces, fue ir haciendo ese duelo. Tengo que decir que he sido un desastre a la hora de estar en una relación romántica, una relación de pareja. Creo que he reconstruido muchísimas partes de mi vida y hasta ahora, en este momento, estoy en ese trabajo de la reconstrucción para las relaciones de pareja sana.

[01:02:09] Marta
¿Tienes pareja ahora?

[01:02:12] Paola:
No, no, no. Sí. Ah sí, sí, sí. He tenido, es importante decirlo, eran que no han sido sanas, han sido tóxicas, muy difíciles.

[01:02:28] Marta:
Estamos hablando de toxicidad que se deriva por tu parte de lo que ha ocurrido y que contamina la relación, o estamos hablando de toxicidad de que encima tienes la mala suerte de quedarte con uno que, ala, también es tóxico.

[01:02:39] Paola:
Sí, sí. Yo creo que yo he vivido por muchos años en modo defensivo. Entonces, yo he sido tóxica y yo he encontrado tóxicos. Entonces, una bomba. Exacto. Y eso también está siendo otro proceso. Pero lo que hablábamos de la justicia es algo que yo sí sentí y que me dolió y que me costó aceptar no haber recibido justicia. porque creo que hubiera sido también una forma fácil, no fácil, pero una transición al poder t ener por escrito que el culpable era otra persona, ¿verdad? Exacto. Principalmente. Y ahora que tú mencionabas esto del no querer castigo o algo por el estilo, la verdad es que cuando yo inicié todo este proceso de sanación en esas primeras terapias que yo te contaba, me entró una cosa... Yo nunca había sentido un odio tan grande como llegué a sentir por este hombre.

[01:04:49] Marta:
No me sorprendo.

[01:04:50] Paola:
Y unas ganas de matarlo.

[01:04:52] Marta:
No me voy a sorprender, ya te lo digo así. No se puede sorprender una porque es que llevas toda tu vida sin ser tú gracias a él.

[01:05:01] Paola1:
Sí.

[01:05:02] Marta:
Has culpado a tus padres, te has culpado a ti, has culpado al vecino, has culpado a todo el mundo. Y la culpa era suya. Y has tratado mal a la gente y eso es más culpa sobre ti, pero es que es culpa suya. Porque cada vez que tienes una respuesta amarga hacia tus padres, una falta de respeto, esos brotes además adolescentes que son como son, y los tuyos van más allá que los de otras personas. Te has odiado a ti misma, te has querido matar. Todo es gracias a él.

[01:05:29] Paola:
Sí, así es. Y entonces un deseo de que si me hubieran puesto encima, frente, probablemente lo hago. Eso es mi pensar, ¿no?

[01:05:38] Marta:
¿Se supera eso también?

[01:07:02] Paola:
Exacto. ¿Y por qué es? Y como así lo dice la teoría y demás, ¿verdad? Que la violencia sexual, una violación, no tiene que ver con el hecho de la atracción o esto, sino es una relación inigual de poder, ¿verdad? Y es basado en esas relaciones de poder más que en algo erótico, es algo de poder.

[01:07:27] Marta:
Es que algo erótico no es una violación, es una relación sexual, saludable, y que bueno, tendrá sus altos y sus bajos, pero es una relación consentida por las dos partes, eso es erótico. Pero una violación no es erótica. Una violación es una agresión. Y ya está, y es lo que es. Y encima sobre una niña, pues no sé. Pero bueno, es lo que ha habido y hablarlo es una parte de todo el proceso para que socialmente primero aceptemos que esto pasa y que te pasa da igual de la familia que vengas. Por tu lado, una familia con privilegios, una niña protegida, con recursos. Y él, un señor, un médico. ¿Qué más le pides? ¿El estatus social de un médico? Pues solo, a lo mejor, un arquitecto. Vamos a comparar, no sé. Y ocurre. Y esto ocurre. Entonces, ellos están ahí y nosotras estamos muy desprotegidas todavía. La sociedad no tiene recursos suficientes. Porque incluso, claro, para ir a terapia, ¿cuánto de fácil es conseguir asistencia? Es que si no tenías que reconocerlo todo.

[01:09:57] Paola:
Exactamente. Entonces, fue todo un proceso que me fue llevando de una cosa a otra. Pero es complejo, es bien difícil el acceso a la salud mental en Guatemala, lamentablemente, y ese acompañamiento en especial a personas que han vivido y que han experimentado, que han sufrido violencia y violencia sexual en este caso, peor, ¿verdad? Todavía es una sociedad altamente machista, clasista, racista. Entonces combina un sinfín de cosas. Pero hay muy buen clima y tenemos muchos microecosistemas, así que podrán disfrutar de todo.

[01:10:45] Marta:
Entonces es mejor ir de visita, luego ya te vuelves a tu tierra, que a ver, que a lo mejor no está mejor, ¿sabes? Te vuelves a dónde, porque a lo mejor no está mucho mejor.

[01:10:54] Paola:
No, no, y cuando te pasa algo así, cualquier lado es malo. Te da un alivio momentáneo pero no se quita. Lo que se lleva por dentro, el tormento y demás, quizá se pone en pausa pero se reactiva en cualquier momento. Yo pienso que primero que hay muchas cosas que sentimos las personas que nos han violado. Sentimos que nuestra vida no nos pertenece más, que nuestro cuerpo es nuestro peor enemigo. Sentimos que todo está en nuestra contra. Sentimos que vamos cayéndonos sin dónde agarrarnos. Sentimos un vacío tremendo. Que a veces comenzar a hablarlo nos empieza a abrir una puerta y eso es bien importante.

[01:12:08] Marta:
Pero también asusta, ¿no?

[01:12:11] Paola:
Muchísimo y se aprende. Es que es complejo porque tú podrás tener todas las ganas de hablarlo y con la persona que tú lo vas a hablar no está preparada para escucharlo

[01:12:22] Marta:
Claro.

[01:12:23] Paola:
Ay, me violaron, ¿no? Yo le contaba a mi amigo ayer, aquí, que yo estoy visitando a un muy buen amigo, y yo le contaba que me intenté suicidar. Y entonces, él me dijo, yo quiero ir más, pero no voy.

[01:12:37] Marta:
Claro, no puede más, es que es mucho.

[01:12:40] Paola:
Y me describió, exacto, exacto. Entonces, creo que eso es una barrera, ¿verdad?, que nos cuesta porque a veces tenemos la necesidad tan grande de hablarlo, que si alguien se nos cierra, porque obviamente no es fácil de escuchar, pues lógicamente nos vamos a retraer. Pero que existen espacios donde se puede hacer también de forma anónima. Yo recuerdo haber leído muchos blogs y eso me ayudó un montón a reconocer otras historias, a verme por ahí.

[01:13:12] Marta:
Entender que no estás sola, que lo que a ti te pasa no es diferente. Bueno, es diferente, cada historia es única, como cada persona es única, pero a la vez hay unos componentes comunes, hay unas pautas, y entonces, desde que hay una pauta, sabemos cómo trabajarlo.

[01:13:28] Paola:
Sí. Y también aquí me gustaría a mí hacer una mención, que para mí fue también otra parte aguas, y es el feminismo en mi vida, ¿verdad? Descubrir el feminismo me ayudó a cuestionarme, me ayudó a nombrarme, me ayudó a decir, es que yo no soy objeto y soy mujer y vivo en una, principalmente en mi sociedad, en una sociedad de relaciones de poder desiguales, pero a un extremo increíble. Y entonces también acercarme a todas estas mujeres que me están diciendo, pero no, cuestionate cómo tú eres mujer. Y en mi caso, yo, mi actual psicóloga con quien llevo trabajando un muy buen rato, es una mujer que me instó y me llevó a reconocer cómo yo me había construido como mujer guatemalteca y por qué desde mi construcción como mujer guatemalteca yo había sentido vergüenza, yo había sentido culpa. Yo había sentido que no me merecía tener novio, que no me merecía tener hijos, que estaba manchada. A mí me daba miedo contar también mi historia pensando en que las personas fueran a creer que yo se los iba a hacer a sus hijos o algo así, ¿verdad? Porque es lo que se oye.

[01:14:53] Marta:
Claro. Vale, estoy preparada. Puedo hablar, pero sé que hay una repercusión social y me van a rechazar, me van a cuestionar, me van a culpar. No puedo afrontar eso. Y sí que es verdad que hay rechazo, que hay negación, que se piensa antes en cualquier cosa que en la víctima. Esas historias de que no se crea la víctima y la víctima tiene que probarlo todo. Por supuesto que cuando acusas a alguien de algo, pues claro que tienes que probarlo. Pero es que hay situaciones que claman al cielo. No sé.

[01:15:34] Paola:
Yo pienso que tiene que ver con el hecho de que nos cuesta aceptar que algo así existe.

[01:15:40] Marta:
Por eso lo hablamos.

[01:15:41] Paola:
Exacto, y por eso lo estamos hablando, correcto.

[01:15:45] Marta:
Es que sí que se niega, ¿no? Esto es otro tema también para tratar en otro episodio, ¿no? Como hay esta contradicción de que la mujer está ahí para que la violen y ya está, ¿no? Ah, ya está, viva la alegría. Pero a la vez, es que no es una violación. Nunca es una violación. Es una contradicción, es el sí y el no, toda la vez.

[01:16:06] Paola:
Yo recuerdo, y ahorita me acaba de venir a mi mente, que yo estaba en la playa unos años después, no te sabría decir cuántos, y uno de mis tíos estaba hablando precisamente de alguna mujer que habían violado, que me parece que había salido en un periódico. Y entonces mi tío decía, es que lo que pasa es que por qué se visten provocativas. Es culpa de las mujeres.

[01:16:31] Marta:
Porque ellos no violan a nadie. El hombre que viola no viola a nadie. Es la mujer que ha sido violada. No se sabe por qué ni por quién ha sido violada. Le ha ocurrido. Le ha ocurrido y ya está. Pues no. Una violación no es algo que te ocurre, es algo que te hacen. Requiere un sujeto, agente, con nombre y apellidos y es algo que te hace. Y ya está. Y hay que dejar de ponerlo así en términos que… Son cosas que pasan.

[01:17:01] Paola:
Exacto. Y tú lo has dicho muy bien, ¿verdad? Y es bien importante ese… Nombrar, como hablábamos, ¿verdad? Reconocer también en el discurso que no está bien y ponerle nombre a lo que es, y como tú bien has dicho, me encantó eso, es algo que te hacen. No es que sucedió, es que te hacen.

[01:17:19] Marta:
Porque es que lo ponemos como, pues eso, es que ibas provocando y entonces te pasa esto. No señor, yo iba vestida con la ropa que me dio la gana y vino un señor y me hizo esto. A usted le parece bien ir por la calle y porque va de blanco le den bofetadas porque sí. No, ¿verdad? No le parece que sea justo. Pues esto tampoco. Bueno, nos queda ahí todo pendiente y yo que me pongo a rabiar. Hay algo más, porque recuerdo que me habías comentado que también querías hablar un poco de datos estadísticos, de cómo está la situación. ¿Se puede dejar para otro momento?

[01:17:51] Paola:
Y yo pensaría que lo podemos dejar para otro momento. Creo que no es este el momento. No es relevante ahorita.

[01:17:58] Marta:
No, exacto. Yo creo que tenemos un buen programa. Nos has dado una historia personal con bastante detalle y que yo creo que sí que otras mujeres que nos escuchen, que a lo mejor sí que se pueden animar a dar el paso y a empezar su camino, que no va a ser fácil. Y vamos entonces a ir cerrando el programa. Quiero mencionar que en todo este asunto de negarte y de no reconocerte un derecho a vivir tranquilamente como una persona en sociedad, ¿no? Al final, ocultarte, negarte a ti misma, todo esto, hoy me dijiste, me mandaste un mensajito de voz muy bonito en el que te habías ido a comprar unas flores que eran de ti para ti. Me encantó. Porque has tenido un detalle contigo.

[01:18:47] Paola:
Eso ha sido aprendido y ha sido producto también de la superación. Para mí hoy es un día importantísimo en mi vida. Hasta hace una hora y media era individual, era mi historia para mí. A partir de ahora es colectivo. P ues no está de más decir que me siento muy orgullosa de mí.

[01:19:16] Marta:
Y con razón, yo creo.

[01:19:18] Paola:
Y fui, me compré mis flores en la fría Dinamarca porque es reconocerme a mí, también, pues toda mi lucha, ¿no? Y decirme, está bien, puedes iniciar otro proceso de vida ahora, ¿no? Es como dejar ir, es soltar algo. Es posicionarme y ponerme en un lugar que nunca creí porque me daba pánico. Yo no quería que nadie me viera. Y ahora para mí eso está bien. Me pueden ver, me pueden abordar. Yo no tengo vergüenza y no tengo miedo de la gente. Y el silencio fue algo que me mató. Más todavía por dentro. Desde el silencio me tocaba justificar muchas cosas de mi vida y llegué al punto de hartarme de eso. Para mí el silencio no es más una opción. Por eso mis flores el día de hoy. Me compré tulipanes, me compré rosas y me compré otras que no tengo idea qué son, pero estaban muy lindas.

[01:20:23] Marta:
Estaban lindas y venga, me las llevo. Pues bien hecho. Bien hecho porque hay que quererse, hay que aprender a quererse y las personas que pasan por, no solo con violaciones de este tipo, sino otro tipo de abusos, tendemos eso, ¿no? Vamos siempre a autocensurarnos, ¿no? Y no puede ser. Hay que aprender a quererse. Exacto. El hecho de que un señor te haya violado, fueses pequeña, fueses adulta, en cualquier momento de tu vida, el hecho de que un señor te haya violado no quiere decir que tú ya no puedas querer a nadie y sobre todo que no puedas quererte a ti. Pero para querer a alguien tienes que quererte a ti. Si no ocurre, pues lo que comentabas, la relación tóxica en la que tú eres la toxicidad, porque arrastras todo esto. Entonces, por favor, escuchantas, si estáis sintiendo ese gusanillo de que es esta la oportunidad, sí, es contactad, porque yo no tengo recursos para daros refugio, ni terapia, ni nada, pero puedo escuchar vuestra historia, puedo leeros. Bueno, pues no sé, podemos hablar. Podemos hablar. ¿Vale? Así que buscad a alguien, mejor una persona profesional, una persona que sepa tratar esto. Pero si es ese primer pasito y no sabéis y os sentís en confianza, acercaros a nosotras. Estamos en Telegram. El grupo se llama Navegando Cultura. Por favor, si estás en ese momento, da el paso. Si no estás, ánimo, se puede salir. Aquí tenemos un testimonio. Se puede salir. Es trabajo, pero se puede salir.

[01:21:55] Paola:
Así es, Marta, sí. Y ahi, como bien tú lo dijiste estamos a la orden. Para escuchar y para estar ahí, ¿verdad?

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No entramos en detalles escabrosos, pero arribamos en puertos que pueden impactar a personas empáticas o sensibles. Por favor, acompáñate de alguien más para escuchar este episodio si eres sensible a historias que incluyen violencia (o este tipo de violencia). Es un episodio vivencial en el que Paola cuenta su experiencia como sobreviviente, y lo hace sin dramatizar y sin edulcorar: honestamente. Es inevitable evocar escenas crudas y es posible que tus emociones se disparen.

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